La levedad de los pequeños escenarios
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La levedad de los pequeños escenarios

8 / 10
Alejandro Caballero Serrano — 12-09-2023
Empresa — Festival Altaveu
Fecha — 08 septiembre, 2023
Sala — Cal Ninyo, Sant Boi de Llobregat
Fotografía — Judit Fernández (Cedidas por la organización)

No es fácil ir al concurso musical más reconocido en todo el mundo y, tras lograr que más de seis millones de personas te pongan cara, volver a aquello que te hizo triunfar. Un camino a la inversa que realizó MARO el pasado viernes, actuando para poco más de 100 personas dentro del Festival Altaveu. La cantante portuguesa subió al escenario de Cal Ninyo con la única compañía de su guitarra. Y es que no le hacía falta nada más.

La artista arrancó con canciones como “hortelã” o “tens morada em mim”, de una forma mucho más cruda e íntima que la que podemos oír dentro de su disco. En una pausa, la intérprete confesó estar verdaderamente emocionada y nerviosa por diversos motivos, primero porque era la primera vez que presentaba su nuevo álbum de forma individual y temía no sonar bien, segundo por tocar en una de sus ciudades favoritas, Barcelona, y tercero, por pasar de tocar ante 2.000 personas la noche de antes, para hacerlo con poco más de un centenar.

De todas formas, la portuguesa interpretó un par más de temas que se encuentran dentro de su enésimo LP bajo la atenta mirada de los asistentes, que demostraron tener un gran decoro ante el espectáculo que estaban viendo, ya que ninguno era capaz de ni siquiera tararear ninguna de las piezas. Y tras este repaso a “Hortelã” (SECCA Records, 23), MARO se disponía a tocar canciones de sus anteriores trabajos, pero el público se lo impidió. A petición de uno de los asistentes, la portuguesa accedió a interpretar “fui passo calculado”, en la que toda la sala le acompañó a los coros como recompensa por salirse de su repertorio.

Al acabarla, la cantante decidió profundizar en su cancionero y cantó varios temas de sus antiguos trabajos. Aunque, ahora, lejos del silencio sepulcral que le rodeaba en esas primeras composiciones, el público estaba mucho más animado y le acompañaba en los coros, pero eso sí, respetando totalmente las estrofas, en las que la portuguesa brillaba con su voz. Y, en este tramo, las canciones con las que se vivieron unos momentos más especiales fueron “can you see me?” y “we’ve been loving in silence”, en la que artista y asistentes se convirtieron prácticamente en uno.

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Y con la naturalidad que tiene cualquier persona que se siente entre amigos, MARO preguntó la hora al público para darse cuenta de que tenía tiempo a interpretar dos canciones más. Dos que se convirtieron en tres, de nuevo a petición de los espectadores. Si antes nos encontrábamos en total comunión, la artista regresó a los inicios del concierto, en los que la intimidad pesaba tanto, que lograba callar a todos los asistentes. Con un respeto impecable interpretó de forma continuada “Páro Quando Oiço o Teu Nome” y “Deixa”, en la que unos tímidos coros se le sumaron al final.

Tras prácticamente una hora de reloj, en la que MARO nos mostró su intimidad y nos invitó a formar parte de ella, dio por terminado el concierto con la pieza que defendió en el Festival de la Canción, “saudade, saudade”. Al acabarla y llevarse una gran, y merecida, ovación de los asistentes allí reunidos, se marchó con la felicidad de haberse reencontrado con la levedad de los pequeños escenarios.

 

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