Arte empoderado
ConciertosMaría José Llergo

Arte empoderado

8 / 10
Dave Blanco — 09-03-2025
Fecha — 08 marzo, 2025
Sala — Museo Guggenheim / Bilbao
Fotografía — Dave Blanco

María José Llergo regresó a Bilbao con un concierto muy especial en el Museo Guggenheim, abriendo el año del ciclo de conciertos “Art & Music”, a la vez que reafirmó su creciente conexión con la ciudad. Si su paso por el Bilbao BBK Live ya había dejado huella, su actuación en el atrio del icónico museo bilbaíno, con entradas agotadas, fue una muestra de su magnetismo y evolución artística. La gira de "Ultrabelleza" continúa sumando fechas y emociones, y en esta ocasión la cordobesa quiso reservar un guiño especial para el final, interpretando su último single, "Bien de Amores".

Desde el primer momento, su voz impecable se convirtió en el centro absoluto del espectáculo. Con una técnica en la que estiraba las sílabas y jugaba con los silencios, lograba alejarse de las versiones grabadas de sus temas, dando un aire nuevo y fresco a cada interpretación. En una jornada cargada de significado reivindicativo, Llergo aprovechó la ocasión para ser altavoz de luchas y emociones, con "Superpoder" resonando como un himno combativo, su puño en alto y la pasión en cada palabra.

La cercanía con el público fue una constante. Miraba a los ojos, buscaba la conexión directa, a menudo inclinándose para igualar alturas con los asistentes de las primeras filas. Su sonrisa permanente contagiaba energía positiva, incluso en las canciones de corte más melancólico. Si bien su esencia flamenca es el pilar de su propuesta, su repertorio fluctuó entre la raíz y la experimentación electrónica. "Visión y Reflejo", "A Través de Ti" o "Unx Novix" fueron los momentos en los que el flamenco tradicional tomó mayor protagonismo, dejando claro que su voz nace de ese profundo sentir. Acompañada por Julio Martín en teclados y sintetizadores y Carlos Sosa en la percusión, el formato minimalista funcionó en su mayor parte, aunque hubo instantes en los que se echó en falta el sonido de una guitarra flamenca. La pista pregrabada en algunas canciones restó presencia y emoción a ciertos pasajes que habrían ganado con un toque más orgánico.

Sobre el escenario, Llergo no encontraba descanso, moviéndose libremente, ignorando por momentos los elementos que componían su escenografía: un pie de micro, un taburete y una silla, que aparecían y desaparecían sin que ella pareciera necesitarlos. El espacio también jugó su propio papel en el concierto; la reverberación del atrio y las salas colindantes, creaban un eco particular que potenciaba los graves y beats electrónicos, pero que en ocasiones eclipsaba matices de las teclas y de su voz.

El momento más emotivo llegó en el bis, cuando, acompañada sólo por los teclados con un sonido de piano desnudo, versionó "Pena Penita Pena" de Lola Flores. El público, completamente entregado, tomó su papel y le dio alas coreando el estribillo. Esa complicidad se mantuvo hasta el final, con "Rueda Rueda" y "Bien de Amores" cerrando la noche entre cantes y aplausos.

María José Llergo no sólo demostró su talento vocal y escénico, sino también su capacidad para emocionar y conectar una vez más.

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