La noche del jueves 2 de diciembre, el Club Malasaña se transformó en una fiesta de talento y buenas vibras. Levi’s® Music Project unido a la Asociación de Garaje organizó un concierto para seguir apostando por la educación musical en el que los alumnos de tardes de garaje presentaron los temas que han producido durante el curso, seguidos por el concierto de María Escarmiento que aprovechó para cantar los nuevos temas de su último EP, ‘Diplomática’.
En pleno corazón de Malasaña, los fans de la artista esperaban impacientes la aparición en el escenario de María, mientras movían el cuerpo al ritmo de los temas cañeros de los alumnos de la Asociación Garaje. El público iba entrando en calor, acercándose a la barra a por otra cerveza, dejándose envolver por la métrica de cada estrofa, entonces una luz apuntó al centro de la pista sobre María Escarmiento, acompañada de su inseparable dj Sofía y la fiesta quedó inaugurada.
Moviéndose entre el trap y el reggaetón, arrancó con su mítico ‘Por la noche’, mientras el público no dejaba de deslizarse por la pista y corear el estribillo: “estoy contigo, todo lo demás es pose”. Es un tema para bailarlo, no hay otra, o te agitas o revientas. Aprovechando el espacio entre canción y canción la artista no dudó en gritar bien fuerte un: “vamos a disfrutar” y sonaron las primeras notas de “Comerte la boca”, sin duda alguna la que más veces he puesto en repeat de todo el álbum.
Con ese alma uderground característico de todos sus temas, el concierto siguió su curso con ‘Las veces que estoy sin ti’, mientras la pista entera levantaba los brazos y se dejaba la voz cantando: “vivo de que me mires así ¿Qué soy yo si ya no te enamoro? ¿Qué hago si dejas de sentir?”. Letras agridulces con una base pegadiza hasta decir basta, para bailarlas todas, sin excepciones.
Enlazando las canciones de ‘Diplomática’ sin apenas pausas entre ellas, llegó el turno de ‘La tóxica’. Bajo las luces rojas del local, María Escarmiento recorría la tarima micrófono en mano sin parar de moverse al ritmo de la música, mientras entonaba junto al público: “Baby, muchas noches pa’l olvido. Demasiado he compartido. Todas podemos pecar”. La siguiente fue la encargada de poner el broche final al concierto, un himno digno de sonar en cualquier fiesta, para que lo chille hasta el último de la sala ‘Toy borracha pero no me siento mal, los remordimientos no sirven de nada. Toy contenta porque todo me da igual, ya veremos mañana’. Un final apoteósico.
María Escarmiento creó esa noche una burbuja paralela en el centro de Madrid, un ambiente de buen rollo, bullicio y juega digno de guardar como un tesoro en un rincón de la memoria. Nos hizo movernos casi por inercia al ritmo de todos sus temazos y disfrutarlos uno por uno desde que se asomó a la pista hasta que se fue con un gracias gigante en la boca. Un auténtico lujazo.
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