María de Juan es universal. Nacida en Valencia aunque granadina de adopción, sus pies han deambulado por muchos lugares del globo. Su padre, Jorge de Juan, es una inspiración artística para ella y su nexo con el teatro británico. Quizás es ese el lugar de donde saca la influencia vocal de muchas damas del northern Soul para luego, aplicarla al juego de sintetizadores pop y el ligero deje flamenco que componen su música.
En Almería había muchas ganas de ella, su paso por el Podcast de Mondo Sonoro #Secretos de los Mares del Sur presentando 24/7 (2020) nos advirtió de su talento y sin duda este rebosa por cada punto cardinal de su directo.
El disco de María de Juan se rige por un concepto temporal interesante, cada canción es un momento del día marcado por una hora concreta en donde la artista busca la inspiración. Y esta verdad universal la de la inspiración, es tan cierta como que llega de forma inesperada y de manera distinta a cada persona. Ella, nos empapa con canciones como 00:00 Erizo o 12:30 De Azul y nos recuerda que cada minuto es importante para algo y que cada instante no vuelve excepto en la memoria, por suerte, la música es inmortal en cualquier formato, aunque nuestra protagonista decoró el escenario con su vinilo de 24/7
El Concierto, a dúo junto a un finísimo Josele Hidalgo (también batería de Satélite Virginia) de negro total y encargado de la percusión vía electrónica, nos presentó a una María de Juan ataviada en verde eléctrico como salida de una ilustración del INCAL de Moebius y Jodorowsky. Esta, llego al escenario entre bambalinas invisibles paseando junto a la fachada acristalada del Colegio de Aparejadores y, custodiada por los espectaculares (y esperemos que por muchos años más) árboles de la Calle Antonio González Egea. La verdad, todo muy Brooklyn del mediterráneo este segundo enclave de la Ruta Gastromusical. Hemos de decirlo, el espacio nos gustó tanto o más que cuando La Trinidad y una vez más, la seguridad fue una muestra del buen hacer de la organización que además, por eso de lo gastro, invitaron a los asistentes a un chatito de vino y una cajita de cartón modo Mini Poke con cositas de la tierra. Eso sí, la puntualidad de los asistentes no fue muy británica, aunque quizás el cambio de ubicación prácticamente un día antes tuviera algo que ver.
Pero una cosa es completamente cierta, el público estaba allí entregado para ver a María de Juan, su trabajo y calidad hicieron un sold out en las reservas y como se suele decir últimamente “quien quiera ver música en vivo en esta anormalidad deberá correr en caso de gratuito, pagar en caso de muy exclusivo, estar atenta en definitiva, y querer de verdad ir a un sitio a sentarse para ver música, porque el postureo festivalero se acabó”. Y es que los allí congregados la noche del miércoles 19 de agosto se llevaron un regalo desde el escenario, la artista estaba cómoda y quería regalar su música a un público que se sabía todos los temas y que alucinó con su voz en directo. Arde la ciudad, su última referencia y fuera del disco, cayó de las primeras, el resto de las canciones fueron piruetas vocales sobre ritmos que iban desgranando el disco con algunas explicaciones hasta que llego el clímax de 24/7 la bellísima 03:20 Necesito Oír Tu Voz” el tema de cierre de un trabajo impecable.
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