El 28 de julio era el día escogido para el concierto inaugural del ciclo POP CAAC. Una vez llegabas al Monasterio de La Cartuja, volvías a impregnarte, como si no hubiera pasado la vida durante estos doce meses, del ambiente tan característico que logra esta cita veraniega año tras año. Claudia Sola era la encargada de darnos la bienvenida (con versión de "Las de la intuición" de Shakira incluída), y la Dj Joder Irene nos incitaba a bailar mientras esperábamos al plato fuerte de la noche. Un foco iluminó el centro del patio, pasadas las once de la noche, y se hizo el silencio más absoluto y respetuoso cuando el público se percató que la que se encontraba allí, a punto de entonar sus clamores, era Maria Arnal. Tras esa intro magistral, subió al escenario donde la aguardaban Marcel Bagés y David Soler.
El Monasterio, al que definieron como un lugar mágico, era un sitio familiar para la formación ya que actuaron allí el verano pasado. Su halo de experimentación estuvo presente a lo largo de temas como "Milagro" o "La gent". "Ahora, transformaremos lo vulnerable en algo que no destruya", dijo Maria antes de dar paso a "Meteorit". La belleza envolvente de canciones como "Bienes", "Canción total", "Jaque", "Fiera de mí" o "Tras de ti" nos iba sorprendiendo al comprobar en directo el éxtasis electrónico que saben originar a la perfección. Esplendor absoluto cuando llegó el turno para que explotara "Tú que vienes a rondarme". "En Burgos, cerca del día de los muertos, estuvimos con nuestra amiga Chus, que nos llevó a un monte donde hay dos fosas comunes, en las que se encuentran sus tíos. Existe la creencia de que no hay que ciertas pérdidas consideradas por la sociedad un tema tabú. Pero hay que romper el silencio y honrar a esas vidas que fueron asesinadas".
"45 cerebros y 1 corazón" fue dedicada a todas esas personas que no pudieron hablar por miedo al castigo. Tras agradecer a Marcel, David, a sus técnicos de luces y sonido y a su asistente, la irrefrenable energía de Maria Arnal solicitaba que todos los asistentes, aquellos que llevaban fascinados hora y media, bailaran como si no hubiera un mañana. Los sonidos orgánicos subieron de pulsión después de "Ventura", aquel tema que escribió en una crisis de fe. Y así el punto y final del concierto nos dejó tan buen sabor de boca como cuando al principio del bolo nos hizo caer en el más absoluto de los embelesamientos.
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