Rara vez una propuesta que nace desde los márgenes encuentra el abrigo del éxito masivo. Proyectos de música combativa, experimentos con el folclore y las identidades colectivas o fusiones que expanden las posibilidades de sonidos ya explorados. Es por ello que el festival Maré, celebrado a finales del mes de septiembre en Santiago de Compostela y concebido como un encuentro de sonidos atlánticos, es una rara avis en el panorama de eventos en directo, una singularidad que destaca en medio de eventos clónicos y carentes de personalidad.
Salas llenas, auditorios con aforo completo, calles y plazas pobladas con escenarios que ofrecen múltiples miradas a las músicas y culturas del mundo. Varios días en los que la capital gallega se convierte en el epicentro de una actividad constante y diversa, en la que caben desde actuaciones convencionales en directo a encuentros de profesionales de las industrias culturales, charlas o sesiones de teatro.
El miércoles 25 de septiembre dio comienzo, en una Sala Capitol llena por completo, una nueva edición de esta cita con los conciertos de Su Garrido Pombo y Sumrrá junto a Niño de Elche (en la foto). Entre proyecciones de imágenes del rural e incursiones acerca de su huella en la identidad gallega discurrió el primero de ellos, un ejercicio de folk a la vez tierno y tenso que también mira a la experimentación; aunque no tanto como el resultado de unir a Sumrrá, el terceto gallego de jazz de vanguardia, con el torbellino creativo que es Niño de Elche.
Incomodidad, juegos de voces y efectos (en orgánico, a través de objetos tan dispares como bolsas, taladros o globos) y una pericia instrumental más que demostrada con el paso de las canciones. En su primer encuentro público sobre las tablas, la unión temporal de estos artistas dejó uno de los conciertos de este Maré con momentos tan brillantes como el de Niño de Elche recitando el célebre discurso de Martin Luther King sobre el tema “Rosa Parks” de Sumrrá.
La lucha por los derechos civiles, la insumisión y la resistencia son algunas de las líneas programáticas de una nueva edición del festival, en la que la enseña palestina estuvo presente en todos los escenarios y conciertos e incluso en la propia cartelería e imagen corporativa de este Maré. A esta causa hubo múltiples alusiones por parte de artistas y asistentes, aunque tuvo su pico de protagonismo con la actuación de la cantautora palestina Haya Zaatry en los momentos previos al concierto de Sés en el Teatro Principal, en una jornada de jueves en la que Albert Pla también tocó con su banda.
Variedad de causas concurrentes en un festival que quiso dar protagonismo a la Ultranoite de Chévere en la jornada del viernes y que, para el cierre de los conciertos de gran formato el sábado 29, dejó al grupo brasileño Francisco, el nombre como mayor reclamo. A diferencia del intimismo y reposo de otras propuestas de este Maré, esta banda conjuga rock, ska y músicas tradicionales desde un prisma de hedonismo y desenfreno. Carreras, saltos, risas y baile amenizaron la noche en una Sala Capitol que brindó por la rebeldía y la libertad.
Previamente, en el Teatro Principal, también se había traspasado la habitual barrera entre público y artistas con un concierto “inclusivo en lo sensorial”, el de A Pedreira, que terminó con la mitad de la platea subida al escenario, bailando y jugando con los instrumentos de la banda. De nuevo, una impugnación de las convenciones que reflejó el espíritu de un Maré ya consolidado en el otoño gallego como una de las citas de referencia para adentrarse, desde lo musical, en otras identidades, culturas e ideas.
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