Sí, el nuevo disco de Manta Ray no va a ser un “Esperanza”, pero incluso así Manta Ray mantienen el pulso. Y es que a pesar de diversas variaciones en su último trabajo, que traza una línea recta desde “Estratexa” hasta ahora, Manta Ray son Manta Ray: y en directo explotan, a pesar de fallos técnicos como los que tuvo el teclista Frank Rudow durante su concierto en Zaragoza. Los asturianos ofrecieron un concierto basado tanto en la parte vocal como en la instrumental, con su vocalista marcando José L. García las pautas. Destacaron por encima de todas “No Avant-Garde (Elektronik)”, “Todo puede cambiar”, “Estratexa”, “Rosa Parks”, “The Ground Is Wet” y, cómo no, las obligadas “Take A Look” y “Qué niño soy”, echándose en falta - y hubiera sonado perfecta- “Ébola”. Saben lo que hacen, versionan a los Ramones, descargan ruido cuando les viene en gana, se mueven hacia un ligero hardcore mientras miran hacia el rock, sudan y se marcan un riff, hacen sudar, cuelan una base y Rudow aporrea a solas la batería de Xabel Vegas, suben a un espontáneo al escenario a tocar el bajo, corren a través de notas musicales más rápido, más rápido, más rápido y por encima de todo no pierden la compostura, se recomponen y se disfrazan de post-rock, pero no, hace mucho que dejaron de ser una banda post, para pasar a ser pura y llanamente rock, y así sonaron.Abrieron Kilian, banda local, que antes fue Haikus, y a la que habrá que seguir muy de cerca. Con sólo unas semanas de rodaje se lanzaron al escenario a base de sintetizadores, pedales, violín, teclados y una baqueta golpeada contra una chapa metálica. Para unos sonarán a electrónica (¿Aphex Twin?), a otros les sonará a post-rock, pero lo que son es una certera mezcolanza de Zombi, gloriosos golpes de percusión y unos dejes noise que propiciaron la mejor apertura posible para el espectáculo r-o-c-k que se nos venía encima.
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