Cuando en 2021 aún no alcanzábamos a ver el momento de volver a saltar y corear (o berrear) canciones en medio de una gran multitud, algo hizo clic en el lugar más inesperado. Los fenómenos musicales que más nos gustan son aquellos que no llegamos a anticipar, porque, seamos sinceros, nadie esperaba un resurgimiento de la estética glam a estas alturas. Esa es la magia de Eurovisión, el único lugar en el que en sus más de sesenta años de historia puedes encontrar desde el descubrimiento de ABBA, el rock monstruoso de Lordi, una cuestionable (y recordada) actuación de Madonna o a Céline Dion representando a Suiza en uno de los giros argumentales propios del festival. A esta lista se suma la ya mítica actuación de Maneskin, en la que cuatro jóvenes italianos enfundados en trajes de cuero granate, demostraron que el rock sigue interesando a las nuevas generaciones, con una actitud que traspasó la pantalla para recordarnos, aunque fuera a través de un macro evento televisivo, la explosión de vida que supone escuchar música en directo.
Desde entonces hemos sido testigos de una de esas historias de éxito diseñadas en Hollywood: un grupo de amigos que empieza cantando en las calles de Roma alcanzan el reconocimiento y, tras hacerse con el micrófono de cristal, ponen rumbo a Los Ángeles para codearse y colaborar con estrellas como Iggy Pop o Tom Morello, que no tanto tiempo atrás admiraban desde la distancia. Este movimiento más enfocado al mercado estadounidense fue algo difícil de comprender para algunos de sus fans, pero la prueba definitiva para saber si ese magnetismo que atrapó a medio mundo con “Ziiti E Buoni” era un viral más o el principio de algo mayor, no está tras las capas de producción de su nuevo disco ‘Rush!’, sino sobre el escenario.
Tras un gigantesco telón rojo se intuyen las siluetas de la banda. Lejos queda aquella producción más modesta de su primera visita a Razzmatazz 2 en 2019, que parece un recuerdo de otra vida. Y quizás lo es: Damiano David, Victoria de Angelis, Ethan Torchio y Thomas Raggi han alcanzado el status de estrellas mundiales, y eso es algo que también se transmite en la sobriedad del escenario. No hace falta un gran despliegue teatral: ellos son la atracción principal y nada desvía la atención. Así tras la primera ‘Don’t Wanna Sleep’ la banda ya explota la química que se ha convertido en su sello de identidad. y quizás por los problemas de sonido al inicio de ‘Gossip’, tardamos en ver a Damiano David en su faceta de showman más reconocible.
A partir de ahí una sucesión de hits liderada por ‘Zitti E Buoni’ es el punto clave para empezar a acercarse al público, sin dudar en saltar y dejarse arrastrar por el fervor de un público extasiado. Entre esa multitud, desde niños acompañados por sus padres en el que tal vez es su primer concierto, veinteañeros, adolescentes… si algo ha conseguido Maneskin es llegar desde el mainstream a todos los oídos, algo que también hace que sus últimas canciones no suenen tan genuinas y parezcan más un encargo. Aún y así, cuando ‘Kool Kids’, un calco de Idles que hace unos años no hubiese sonado natural en Maneskin, supera esa barrera de reticencia inicial cuando invitan a subir a sus fans y se dejan llevar en un derroche de naturalidad.
Porque la naturalidad de la banda se disfruta en las distancias cortas, sobre todo en los momentos más intimistas en los que solo necesitamos voz y guitarra acústica. Así, cuando Damiano y Thomas abandonan el escenario principal para aparecer por sorpresa en el escenario secundario ubicado al final del recinto, son capaces de crear un momento de silencio entre 17.000 personas. Con esta atmósfera más acogedora que contrasta con la incendiaria ‘Gasoline’ de minutos antes, empieza ‘If Not For You’, una de las canciones más significativas para Damiano.
Ya sabemos que Maneskin no han inventado nada nuevo y que la sucesión de momentos en su directo son un checklist de manual para toda banda de rock, pero nunca se ha tratado de eso. Así como su victoria en Eurovisión fue algo imprevisto en un año en el que abundaban las baladas, su éxito posterior sigue siendo una verdadera sorpresa. Pero no porque no tengan una voluntad pop en todas sus canciones.
En un momento en el que en el mainstream estamos más acostumbrados a ver triunfar a artistas solistas, es una grata noticia verlos alcanzar el estatus de estrellas mundiales, llevando el relato de su amistad por bandera y dejando espacio para la personalidad de cada miembro de la banda para que todos tengan su oportunidad de brillar.
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