Cambio de ubicación para una segunda edición del Mallorca Live Festival que ha dado un destacado paso adelante este año. En plena zona de Magaluf, en el Municipio de Calvià, el festival afianzó sus bases de cara a una próxima edición el próximo año. Y el público respondió. El movimiento empezó la tarde noche del 11 de mayo en la terraza-piscina del hotel Sol WaveHouse. Por el escenario MondoSonoro pasaron varias bandas con ganas de comerse el mundo, algunas mostraron maneras y otras se quedaron un poco a las puertas de conseguirlo. Aunque sobre todo hubo guitarras y pop rock. The Nawers tuvieron la difícil tarea de abrir fuego mientras todavía había quienes estaban más preocupados por si había posibilidades de surfear o de si había demasiado sol para sacar sus bebidas a la zona. Pese a ello, defendieron bien su papel salpicando sus canciones con guiños a Alaska (¿o fue Fangoria?). Un poco más complicado lo tuvieron Frontman & The Managers, cuya indumentaria jugó en contra de las condiciones climáticas. A continuación, Gate4 le dieron al pop rock con estribillos pegadizos y un frontman que no se amedrentó en ningún momento. Y la verdad, fue una sorpresa escucharles versionar el “Smalltown Boy” de Bronski Beat con tantas ganas. Cerraron las actuaciones Bilo, bastante más psicodélicos e hijos tanto de la tradición del género como de las nuevas generaciones que tanto juego nos han dado durante los últimos años. Las sesiones mantuvieron el listón. Chico Biónico apostó por la electrónica sin demasiado bombo, pero con energía; Gary Powell de The Libertines (cubriendo la baja de Richard Colburn de Belle & Sebastian) fusionó pop, rock, reggae e incluso rap con inusual frescura; y nuestro jefe de redacción, Joan S. Luna, fue de C2C a Vince Staples, bajando el ritmo para cerrar la primera de las noches a las que asistiríamos.
Aunque lo cierto es que el verdadero Mallorca Live Fest se iniciaba con The Prussians y Escorpio, dos de las formaciones mallorquinas más consolidadas de la nueva generación, y con Ice Crime. The Prussians salieron mejor parados en el escenario principal, Sol House Stage, y Escorpio nos dejaron para el recuerdo la performance de Toni Cobretti, ex The Last Dandies, que acabó incluso en el suelo. A partir de ahí la atención se entró en el escenario principal, aunque no sería porque Rumba Katxai, Ela Minus y Morodo no ofrecieran propuestas y actuaciones sólidas. Sexy Zebras dejaron claro que lo suyo es la energía y poner la directa a la hora de darle al rock. Canciones con vocación de himnos insolentes que funcionan a base de decibelios y que consiguen el respaldo de sus fans, cuyas gargantes sin duda de resintieron de los cuarenta minutos de actuación. El recinto todavía estaba recibiendo al público durante la actuación del madrileño C. Tangana, que en esta ocasión repasó su repertorio y consiguió reunir en las primeras filas a sus seguidores más fieles (lo demostró el griterío de la gente coreando sus temas más conocidos). Cerró su concierto con “Antes de morirme”, quizás su mayor éxito hasta la fecha y en la que nos tuvimos que contentar con la voz de Rosalía enlatada. A partir de ahí todo fue hacia arriba en cuestiones de público. Mala Rodríguez aprovechó su posición de fuerza para ofrecer un concierto rotundo en el que un grupo de bailarinas la acompañó en todo momento, protagonizando coreografías sobradas en fuerza y energía. Al final, mientras Morodo ya estaba poniendo el Stage Mallorca Better In Winter patas arriba, la rapera invitó a las chicas del público a que se subieran al escenario con ella. Y lo mismo ocurrió con Placebo. No dejaron pasar la excelente oportunidad de triunfar que les brindaba actuar por primera vez en Mallorca, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de una gira de veinte aniversario en la que los hits estaban asegurados desde el minuto uno. Brian Molko y Stefan Olsdal no se mostraron especialmente más cercanos que en sus recientes conciertos en Barcelona (o en Madrid), pero sí supieron agradecerle a los isleños que les acogiesen con el calor con el que lo hicieron. El recinto estaba lleno a esas alturas, incluso el directo de Nicola Cruz reunió como apertura de la noche electrónica a mucha gente dispuesta a dejarse llevar por su mezcla de música andina y bombos con cabeza. Ahora bien, que nadie piense que Amaral tuvieron menos éxito que Placebo. De hecho, los aragoneses consiguieron llevar incluso más arriba la noche y conectar con un público que no se movió ni unos centímetros después de que Placebo abandonasen el escenario. Y puestos, la verdad es que deberíamos decir que Eva Amaral estuvo bastante más efectiva y vibrante que su contrincante británico. Con Amaral se cerró la cara pop rock de la primera de las dos jornadas del festival, que al día siguiente contaría con artistas como The Charlatans o Lori Meyers como principales reclamos.
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