Humanidad

Maestro Espada es uno de los proyectos más personales de la actual escena, logro que les ha valido para ser portada del último número físico de esta casa. La dupla formada por Alejandro y Víctor Hernández revisita, bajo un prisma ampliamente particular y en el que es su disco homónimo de debut, canciones tradicionales, populares y del folclore murciano, en una ecuación que se completa con la aportación del productor Raül Refree.

El resultado, en forma de doce canciones, es un compendio sorprendente y plagado de una serie de virtudes que, en directo, quedan potenciadas hacia una dimensión inédita y se tornan directamente estremecedoras. Sobre todo, si el escenario en cuestión es el de un teatro de exquisita acústica y la propia presentación suma unos juegos de luces tan bien medidos como determinantes a la hora de convertir la experiencia en una mixtura de sonoridades y planos visuales. Por su parte, el humo remarca las figuras escénicas de los protagonistas, potenciando ese halo de misterio etéreo, casi fantasmagórico, que de por sí emanan canciones tan intrigantes y al mismo tiempo hermosas como “Salve”, la impagable “La despedía”, “Mayos”, “Estrellica”, la versión del “Maquillaje” de Mecano, “Lirio” o “Peretas del Tío Vicente”.

Los hermanos se hacen acompañar de Raúl Frutos (de Crudo Pimento) a la batería, sumando así una pieza impagable a ese puzzle de elementos inmersivos que propone su actuación. La canción tradicional muta en manos del combo, revolviéndose con respeto y, en definitiva, enriqueciéndose con trazos de synth-pop, electrónica o incluso un tipo de noise y experimentación que remite a Sonic Youth. Precisión y elegancia, de la mano y alternadas entre picos de extrema delicadeza y consistencia palpable. Las preciosas voces de los protagonistas lucieron con sensibilidad propia, apostilladas sobre lo medido de la instrumentación, en una experiencia que, en estos fríos tiempos dominados por la tecnología y en los que el realismo vital tiene cada vez menos cabida, resultó acongojante por su humanidad manifiesta.

Maestro Espada firmaron, en definitiva, un concierto impecable, de intensidad emocional muy por encima que aquella sugerida en su versión de estudio. Fue el lujo que se llevaron para el recuerdo los setenta selectos espectadores que acudieron a una cita enmarcada dentro del más que recomendable ciclo zamorano ‘Son de Raíz’, cuyos responsables acertaron de pleno llevando a la ciudad una propuesta balsámica de tantísimo calado.