En este último fin de semana de mayo se ha celebrado en Gasteiz de la mano del programa Gauekoak el M-Fest!, que en este 2023 ha llegado a su sexta edición. M-Fest! es un festival organizado con el afán de dar apoyo y un espacio a mujeres artistas, con el ánimo de impulsar, normalizar y visibilizar la participación de éstas en los espacios que generalmente están ocupados por hombres. La edición de este año nos trae dos días de charlas, talleres, artesanía, y cómo no, música. La primera jornada del festival, viernes 26, está marcada por la música punk gracias a los dos conciertos que disfrutamos en la sala Jimmy Jazz: Sandré y Perlata.
Comienza la noche con la banda Perlata. Nacida hace 8 años en Arrasate y que en la actualidad son Maialen Oleaga al bajo y voces, Ane Garai guitarra y voces y el incombustible Txerra Bolinaga como no, a la batería. Perlata se autodefinen como kuirpunk. (Queer es una palabra inglesa que se usaba para menospreciar al colectivo LGTBIA+). Perlata utiliza su música como medio de expresión para batallar contra la norma, para transformar la escena, para avanzar en una liberación personal pero también colectiva, y que mejor que el punk para hacerlo.
Con una puntualidad británica sobre lo anunciado dan comienzo a su actuación. Esta puntualidad hace que al principio del bolo bastante gente de la que va a ver el concierto todavía no haya entrado. El trio arrasaterra comienza con el tema "Duguna Esateko", que da nombre a su tercer trabajo discográfico ("Duguna Esateko", 2020) y probablemente su trabajo más redondo en muchos aspectos: sonido, letras, melodías… Además va a ser la base de este bolo junto a su última grabación ("Zarata", 2023), trabajo compartido con los navarros The Dillingers. Así las descargas de píldoras punk se suceden. Rara es la canción que supera los 3 minutos de duración. Y llega la primera sorpresa del concierto: una excelente versión de Rock N Roll Nigger de Patti Smith, sin duda la canción más punk de Patti. Y no será el único cover de la noche. Algunos temas después podemos disfrutar del Sonic Reducer de Dead Boys y Muerte al Estado de R.I.P. Siguen tocando trallazos punk sin descanso. Euskera, castellano e inglés con la voz de la bajista Maialen llevando el peso vocal pero con los coros y contrapuntos de Ane Gari. La mezcla de estas dos voces es de lo mejor de las de Arrasate. Dejan para la parte final de su bolo los temas 8 Balas y la excelente "Limón y Chocolate", esperadas y coreadas por el público. Una hora exacta de bolo con un punk de medios tiempos, clásico y con algunas melodías cercanas al punk-pop. Perlata, 3 álbumes y un EP autoproducidos grabados en apenas 5 años. Promiscuidad punk.
Que la batería de Txerra sea compartida por ambos grupos hace que la pausa sea corta entre bolos. Y así 15 minutos antes de las 23:00 ya está en el escenario el cuarteto catalán Sandré. Aterrizan en Gasteiz para presentarnos su nuevo disco ("Gestiones Fáciles", 2022). Discografía que completan con el LP "Ave Muñon" (2019) y el EP "Trúnel" (2020). Desde el primer minuto y viendo la actitud escénica de Rosa Pagés (voz y teclado) y Carles Pons (guitarra) se palpa que nos vamos a divertir. La banda se divierte sobre el escenario y lo transmite al público. Comienzan con "Peor "(“No es nada sano el drama, pero aburrirme es peor”), toda una declaración de intenciones. Los temas se suceden uno tras otro con esa mezcla de riffs punks, cortantes adornados con unas letras ácidas, incisivas, a ratos divertidas e incomodas. Continuan sin pausa el bolo con temas como "Potu" o "Millones" que nos recuerdan a los añorados Crass. Para el ecuador del concierto la cantante baja del escenario para cantar una par de temas mezclada entre el público. Público que en buena parte es conocedor del grupo catalán y que corea sus temas. Y baila. Porque sí, Sandré es punk sin concesiones, pero son capaces de hacernos bailar. Destacar también el trabajo de la sección rítmica con una muy solvente Stefania Lusini en el bajo, perfectamente coordinada con la batería de Marc Torrent. Sección rítmica bien engrasada imprescindible para que los riffs rápidos y melodías agresivas suenen con coherencia en este bolo. El buen sonido de la sala también ayuda.
Finalizando el concierto suena "Presión", todo un himno contra la norma, contra lo cotidiano establecido que nos asfixia. Un grito que resume lo que es un bolo de Sandré, con la Firebird de Carles Pons desatada y ruidosa. Y de repente anuncian su última canción. Y lo cumplen pues no va a haber bises. Suena la inclasificable e histriónica "Cosas" de su ultimo trabajo, con un final brutal, con el cuarteto desatado y Stefania Lusini golpeando su bajo con una katana. 45 minutos de bolo que pasan en un suspiro y que nos sabe a todos los presentes a poco. Rápido, divertido pero algo escaso.
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