El nuevo espectáculo de Love Of Lesbian, “Espejos y espejismos”, es tan bonito como sencillo. Partiendo de un concepto teatral, y con un desarrollo narrativo, muy al estilo del "Stop Making Sense" de Talking Heads, logran un show totalmente acorde con su universo: ensoñador, poético y, por supuesto, absurdo y cómico. Pero la propuesta de la banda catalana va mucho más allá. No solo prescinden de la gran aparatosidad de las grandes giras -gran iluminación, audiovisuales- sino que han logrado un estatus que pueden permitirse el lujo de rescatar su repertorio menos obvio, más poético, y dar la espalda a cualquier hit -quizá “Segundo asalto” fue lo más parecido-. Sombras chinas, títeres, hinchables, cajas de cartón que se convertían en edificios... No escatimaron en recursos para trasladar al público de la Sala Mozart -incontestable sold out- a ese mundo que han construido con mimo a lo largo de sus cinco discos de estudio.
El eje central estuvo sostenido por su último disco, “El poeta Halley”, pero no dejaron de lado joyas de sus primeros tiempos - “Carta a todas tus catástrofes”, “Domingo Astromántico”, “Un día en el parque”, “La parábola del tonto”- que han aguantado el tiempo perfectamente. Aunque lo mejor de la velada fue ver a una banda que ha llegado a lo más lejos que se puede llegar hoy en día, sin renunciar a sus personalidad y que, con shows como este, siguen sin perder la chispa del primer día. Un grupo que demostró que, más allá de sus incontestables éxitos, poseen una obra consistente, llena de temas para rescatar y no dejar en el olvido -”Los días no vividos”, “Oniria e insominia”, “Planeador”, “En busca del mago”.
Es todo un acierto plantear este repertorio con este formato para teatros y auditorios, que es donde mejor se puede disfrutar y saborear. Su público les otorgó la razón y les despidieron con un auditorio puesto al completo en pie. Pocas bandas de su estatus se arriesgarían a probar y lograr algo así.
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