Como pez en el agua

Si es cierto aquello de que la función del telonero es la de calentar al público para el cabeza de cartel, la elección de The Lizards fue la ideal. Y eso que la gente estaba bastante parada para la tralla que reparten, cosa que, seamos sinceros, en Barcelona sucede demasiado a menudo (un servidor ha sido testigo de más de un concierto de punk sin un mísero pogo). A pesar de todo, poco a poco fue calando la propuesta del trío, que no es la más original o elaborada del mundo, pero por suerte hablamos de un estilo (a medio camino entre el punk rock y el hard rock) donde importa más la actitud y la contundencia del sonido, y de esas dos cosas estuvieron sobradas.

Pero claro, por muy fría que sea la gente, cómo no se va a calentar con cuatro tíos que llegan salidos del infierno, volcán Kilauea mediante. Fue aparecer Los Tiki Phantoms, con la camisa hawaiana de rigor encima del traje (aunque a la segunda canción ya estaba por el suelo), y montarse la fiesta. Cualquiera que los haya visto antes ya se hará una idea, y siendo el décimo aniversario del grupo no podía ser de otra manera: hubo conga kilométrica alrededor de la sala, gente surfeando el público durante todo el concierto (mención especial para las dos que se atrevieron con las colchonetas hinchables, que sufrieron pero triunfaron), bailes encima y debajo del escenario, lanzamiento de caretas tikis… Y por supuesto, un grupo que se mueve en el escenario como pez en el agua, y que, gracias a dios, consigue no parecer una clase de baile de salón encima del escenario, como pasa con algún otro grupo del estilo. Sonaron, como siempre, los clásicos más bailables del repertorio (que en su caso, son casi todos), con unos cuántos temas del nuevo disco que encajaron como si siempre hubieran estado ahí y un “Take On Me” (en versión surf, claro) que ayudó a poner el broche de oro en los bises. Y todo eso un puto miércoles.