En pocos conciertos he estado en el que el silencio del público fuera tan sepulcral como el que ofreció el cantautor de Buxton para presentar su nuevo disco “Standards” (Tapete Records, 2013) que grabó en Estados Unidos con una banda de lujo (encontramos a Fred Maher, batería de Lou Reed), pero que no le acompañó en la cita de Barcelona. Causa de este silencio era que más de la mitad del público era guiri, gente mucho más cortada a la hora de contarse la vida mientras otros mueren desgañitándose en el escenario. Pero hay otro motivo de mucho más peso: el respeto al maestro. Y es que si algo se podía oler en el aire era la admiración que genera entre sus fans este mito del pop-rock que casi roza la adoración religiosa.
Ha llovido mucho desde que su voz penetrante lideraba a los ochenteros Commotions, pero sus cuerdas vocales siguen siendo exactamente las mismas, como si para él, el tiempo no hubiera pasado cuando descorcha un “It’s Late” o recupera “No Blue Skies”. Una voz acompañada solo por su guitarra, que acariciaba más que tocaba, emitiendo un sonido tenue, casi un susurro, que amortiguaba el protagonismo de su voz y que, a veces, utilizaba como simple percusión, logrando una especie de a capella que contrastaba, y mucho, con la imagen de banda de rock cohesionada que desprende su nuevo largo.
Su don para la composición sigue siendo su mejor porte y la elegancia interpretativa su mejor traje, usando una paleta de influencias, a modo de complementos, que van desde la poesía de las letras de Bob Dylan (aunque jamás ha afinado como lo hace Cole) hasta Nick Cave o Patti Smith (pudimos escuchar un “Perfect Skin” a lo “Gloria”).
Solo un pero, aunque importante: Una gran amiga me dijo una vez refiriéndose a un disco: “es tan perfecto que parece una rosa de plástico”. Y esta metáfora le va que ni al dedo al concierto que ofreció el escocés el pasado viernes. Sí, la afinación era perfecta, el dominio del instrumento llegaba a límites extrahumanos y la interpretación era intachable... pero ¿y la pasión?. No parecía haber matices entre los temas y el estado de ánimo era exactamente el mismo tanto si se hablaba de amor como de desamor. Si a esto se le suma que la carrera de Lloyd Cole está falta de hits populares, el resultado es un concierto lleno de virtuosismo, pero monocromo. Ni la emoción ni la empatía hicieron acto de presencia durante las dos horas de recital, donde tampoco se dejó ver la carga emocional que exigen algunas de sus letras. Alguien me podrá tachar de hereje o de hablar de lo intangible. De acuerdo, pero a mi, cuando se habla de directo, denme una sola cosa que me remueva las entrañas, que yo les regalo las cien que merecen admiración intelectual.
"jamás A afinado"???????? ¿No será HA afinado???? Por favor...
Gran crónica, hace falta tener un par para decir las verdades sin miedo al que dirán en una sociedad estigmatizada por el miedo a las represalias. Good Job !!!
Por cierto, "ha afinado", correcta observación, pero un error lo comete cualquiera, ya que te pones a opinar, profundiza un poquito más....
Gracias por la observación. Corregido.
Sólo aciertas en que Cole sabe cantar muy bien. Ni el dominio del instrumento era "extrahumano", ni estaba lleno de virtuosismo (no estabas viendo a Steve Vai), ni le faltó emoción. Deberías plantearte si estás dotada para la crítica musical, o para escribir, con fallos como "a afinado". Tela.
Estuve en el concierto y soy guitarrista.
El virtuosismo no es solo una cuestión de técnica, si no de conocimiento del instrumento. Y Lloyd Cole reboza virtuosismo en estos términos. Y si, también creo que le faltó salsa....
Jaja, sí, "reboza" virtuosismo, igual que calamares.
Entiendo vuestra frustración... pagar una entrada para un concierto y dormirte en él.... Tiene que ser muy decepcionante para todos estos "anónimos" seguidores que tras ello se publique una crítica y claro, escamados como estáis lo único que podéis hacer es buscarle pegas al escrito de la periodisa
...ella entro sin pagar!! tendrías que agradecer que haya sido prudente y no haya escrito lo que entre líneas se deduce pero vuestro orgullo, "anónimo" esta suficientemente dolido y cargáis contra ella en vez de contra el músico que os timo... a vosotros si que hay que rebozar os.. en Salfumán!!
¡Jajajaja! ¿Y ahora quién es el que no aguanta una crítica? ¿El espectador al que, a pesar vuestro, le gustó el concierto o la plumilla puesta en entredicho? Hala, id a tomaros unas cervezas para celebrar que estáis jugando a ser críticos musicales.