Trap en horario protegido
ConciertosLildami

Trap en horario protegido

7 / 10
Yeray S. Iborra — 07-04-2019
Empresa — Cruïlla de Primavera
Fecha — 05 abril, 2019
Sala — La Nau
Fotografía — Estefania Bedmar

Los chavales protegen con todo, jersey ancho y chándal de plástico, unos papeluchos con marcas de doblez. No son tickets, son autorizaciones. Cae una lluvia fina en Barcelona y nadie parece haber traído bolígrafo. Cuando una mamá saca un Bic batallero, una nueva cola nace tras ella. Con admirable paciencia, los padres rubrican uno tras otro unos folios ya moteados por la lluvia.

Los adolescentes estampan contra la fachada del edificio las hojas mientras meten prisa a sus mayores. Quieren acceder cuanto antes al recinto. Hay sold out, aunque una vez dentro, se está holgado (250 entradas despachadas). Da igual. Quieren ver de cerca a quien está llamado a llevar la música urbana a nuevas camadas. No más jóvenes, simplemente otras. El trap de Yung Beef cala en los jóvenes, pero no exactamente en aquellos cuyos padres también pagarían un abono para que sus hijos fuesen a la Acampada Jove.

Lildami lleva la música urbana a otros escenarios, mucho más cercanos al folk y el mestizaje. Por ello, el de Terrassa abría el Cruïlla de Primavera, como recordaba una cartela a la derecha del escenario, y por ello ha grabado con Oques Grasses, con quienes compartirá gira. Win win.

Poco importa si las bases son más o menos downtempo, si los bajos son un trueno, también en directo, donde el sonido es de diez, o si su fraseo recuerda a un tipo de rap que seguramente nadie en la sala ha consumido, el noventas; siempre al acento al final de la frase. El género es una circunstancia. Lildami está estrechando la distancia entre Txarango y Pimp Flaco. De hecho, los presentes tarareaban Aspencat antes de recibir a Dami y “La dels Manel”, un particular homenaje al grupo catalán, fue la más jaleada.

Con el rapero catalán se ha cometido un error. Ha grabado con algunos traperos pegaos en sus últimos discos, sí, pero se le ha relacionado en exceso con ellos. En “Flors mentre visqui” (19) se ha servido de los mismísimos P.A.W.N. Gang, pioneros de dicho sonido en Catalunya, e incluso algunos de ellos se subió al escenario, como también lo hicieron 31 FAM, pero el joven no es trap. Más bien es un artista de pop que usa algunas bases de trap y bebe del universo Atlanta. Eso explica que nadie en la sala parezca haber dado más de dos caladas a un porro y todos luzcan tatuajes, el “Imparabla” de Lildami, pero sin haber pasado por la aguja. Son calcomanias. El trap amable, el trap en horario protegido.

Dami se sirvió sobre las tablas de Sr. Chen, su mano derecha habitual, y también de las segundas voces de Emotional Goku, que hizo reivindicaciones feministas en los interludios. Fue la única mujer sobre el escenario, de la media docena de invitados. El mismo Sr. Chen calentó la velada con Bad Bunny. La comparación era pertinente. Lildami es el conejito catalán: joven, estrafalario, para todos los públicos. Con ganas de deslocalizar el trap, a riesgo de blanquearlo; estética parecida pero otros orígenes. Menos pussys. Más autorrealización.

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