La noche que abría el segundo fin de semana del Let’s Festival no era de esas frenéticas. Tampoco de las de bailar con movimientos acelerados, volverte loco con cada canción y acabar exhausto. Es cierto que uno agradece cuando un concierto tiene esa agitada intensidad, pero a veces uno encuentra en otra cara de esa energía algo igual de valioso. Lejos de lo bullicioso, Ferran Palau, Tulsa y Xoel López plantearon una noche tranquila, de suaves balanceos y palabras transparentes. Eso sí, sin dejar de ser intensa.
El reducido y, a la vez, respetuoso público que acompañó a Ferran Palau permitió poder disfrutar de su íntima propuesta. Fue algo atmosférico, casi un ritual religioso: Ferran, al cantar acompañado por Jordi Matas, dejaba caer ligeramente la cabeza hacía atrás y cerraba los ojos. La pasión y la delicadeza que respiraban “Horitzó” o “El meu lament” parecían casi ralentizar el humo que rodeaba al de Sant Celoni. Lástima, por eso, de la gente del final de la sala que, entre cervezas y chismorreos, molestaron a más de uno, entre ellos, hasta el mismo Ferran. Más suerte tuvo Miren Iza (foto inferior) acompañada de sus trío de músicos con lo que a la atención respecta. Con un disco redondo como “La Calma Chicha” bajo el brazo, todo se reducía a disfrutar de su sonido en directo. Sorprendió una Miren lejos de su versión más acústica de anteriores discos, ahora cómoda entre el sonido de los sintetizadores. Con una “Oda al amor efímero” que fue cual caricia, se evidenciaba la efectividad de Tulsa: letras a corazón abierto, un timbre de voz desgarrado y un sonido completo.
Cuando parecía difícil superar lo sucedido, llegó el turno de Xoel López (foto superior), quien se enfrentó en solitario, acompañado por su guitarra y teclado, a una Salamandra completamente entregada al gallego. Durante más de hora y media de concierto, consiguió crear algo especial, fruto de la intensa conexión con el público, quien no cesaba de corear las canciones, y de su madurez y experiencia encima de los escenarios. Pasando tanto por “Atlántico” como por su último disco “Paramales”, Xoel logró fusionar su sonido con los allí presentes. El ritmo de una de sus canciones llevó al público a balancearse a su compás, provocando al gallego la sensación de que estos fueran olas. De este modo, y sumado a lo creado con Ferran y Tulsa, la propuesta del Let’s del pasado viernes dejó claro que la energía no se encuentra en el ruido o en lo exaltado. Basta con encontrar la fórmula, las palabras, la atmósfera. Eso sí, por supuesto, sin dejar de ser intenso.
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