La zaragozana Lata de Bombillas celebraba su decimoséptimo aniversario apostando por un cartel variado en estilos y precedencias, con un festival ubicado en su práctica totalidad dentro del centro cultural Las Armas. Una selección atractiva que no logró la afluencia que merecía, lastrada por la coincidencia con una popular festividad local y el consiguiente puente vacacional.
El asunto fue inaugurado con un concierto gratuito en la propia Lata de Bombillas a cargo de Evripidis And His Tragedies. El griego afincado en Barcelona desde hace años presentó, en formato dúo y ante un reducido grupo de aficionados, sus canciones delicadas, algo agridulces pero siempre de aspecto cuidado y elegante, apoyado en la presencia de su inseparable teclado. Por su parte, los locales Sheriff fueron los encargados de estrenar el escenario de Las Armas, presentando su recientísimo nuevo EP “Agnes” (Auto, 17). El grupo siempre resulta un seguro sobre las tablas, y su indie-rock noventero y claramente deudor de grupos como Dinosaur Jr o Teenage Fanclub sabe a gloria en una interpretación tan seria como la suya. También poseedores de una indudable consistencia son Nueva Vulcano, que además ejecutaron su actuación del tirón y sin apenas pausas. Los barceloneses ofrecieron así un concierto de aspecto asfixiante y con una seriedad fuera de toda duda, aunque quizás algo carente de emoción, sobre todo sabiendo que son capaces de dar más. La presencia de los británicos Toy era uno de los reclamos más evidentes de la programación, con el quinteto disfrutando de su mejor momento como banda tras publicar a finales del año pasado el magnífico “Clear Shot” (Heavenly, 17). El grupo ofreció uno de los conciertos del festival, desplegando con precisión y nervio esa psicodelia plagada de líneas melódicas que convierten sus canciones en piezas irresistibles para el seguidor del género. La noche la cerraban Chucho, que el año pasado regresaron con un disco tan aprovechable como “Los Años Luz” (*M Records, 16). Fernando Alfaro y compañía tienen una personalidad aplastante y una colección de canciones -nuevas y viejas- envidiable, así que era difícil que defraudasen, y todo a pesar de no mostrar el nivel superlativo de otras ocasiones.
Ya el sábado, El Lado Oscuro De La Broca protagonizaron el concierto gratuito de La Lata, presentando las canciones de su segundo larga duración “Poderosa” (El Genio Equivocado, 16). El quinteto zamorano también vive un momento dulce, y actualmente su post-punk agreste, visceral y plagado de detalles suena arrasador desde el escenario. Ya de vuelta a Las Armas, de nuevo un artista local inauguraba la noche. En este caso fue el Ex La Costa Brava Dani Garuz –aka DA– quién, acompañado de banda de lujo formada por músicos de sobrado bagaje en la ciudad, dejó buenas sensaciones. Lo suyo es un pop caprichoso, algo canalla y plagado de giros y mutaciones que además insinúa una madurez creativa que le favorece. También muy esperado era el resultado de la unión de fuerzas de Ramón Rodríguez y Ricardo Lezón –aka New Raemon y McEnroe– tras el lanzamiento de “Lluvia y Truenos” (Subterfuge, 16). El dúo apareció acompañado de una numerosa banda con la que dar empaque a su cancionero (conjunto o separado), y con la que engalanar el mismo. La profundidad lírica y convicción interpretativa de ambos compositores resulta evidente y muy apreciada, pero (curiosa y extrañamente) de manera conjunta no termina de encajar, después de que la potencia del catalán relegue (ocasionalmente) a un incómodo segundo plano a su colega. La verbena de pretendido petardeo pop que generan Hidrogenesse en directo triunfó a nivel popular, al menos para aquellos que encuentran algo de gracia en el invento. Para el resto lo suyo es prescindible, si bien es verdad que Carlos Ballesteros y Genís Segarra no engañan a nadie y son honestos con sus preferencias artísticas y la consiguiente vistosidad arty de su escenificación. La principal sensación previa ante el concierto de Kite Base era la curiosidad, ya que el grupo formado únicamente por las dos bajistas Kendra Fost y Ayse Hassan (ésta última también en Savages) apenas había dado a conocer algunas canciones del que en breve será su debut en formato largo. En la práctica lo suyo fue un post-punk industrial oscuro y de ambientes decadentes, algo lineal, de corte grueso y con bastante más pose que fondo real. Su paso por la ciudad quizá hubiese encajado mejor en un horario más temprano, evitando así de paso la fuga de buena parte del público tras la mencionada celebración de Hidrogenesse.
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