Lágrimas de Sangre se habían marcado el concierto en el Sant Jordi Club como un reto, pero también como una celebración que pusiera fin a un año muy complicado para la banda. El desafío consistía en llenar el recinto con esa masa de seguidores entusiasmados que corea y respira la mayoría de sus canciones. Lo lograron. Al igual que consiguieron que la gente, su gente, se lo pasara en grande a lo largo de las dos horas y media de concierto, en la que no se dejaron prácticamente nada o casi nada en el tintero. Desde su nuevo single de aromas cubanos, la estupenda “Salsa Boloñesa”, a esa “Quemar el Mar” que sintetiza a la perfección la esencia del combo, pasando por clásicos incontestables de su repertorio como “La Gente”, “Cuando sale el sol” o “Voy a celebrarlo”.
Hubo lugar también para las colaboraciones y momentos estelares como la participación de Adala en “Gira la Moneda”, el Auténtic Home Llúdriga en “Tant Per Fer” o EAM en “Guerra Mental (Societat d'algun Troll), que es lo más cerca que han estado nunca LDS de sonar como ese referente del rap-rock que son Def Con Dos. Y es que “Vértigo”, el nuevo trabajo que estaban presentando en sociedad los catalanes, es su disco más áspero, directo y meditado. Un álbum que dota de canciones muy políticas como “Futuro bajo arresto” a su repertorio, logrando que su flow sea mucho más rap que nunca, lo cual no impide para nada que la gente no cese de balancearse en ningún momento, y participe gustosa de los juegos que les proponen desde el escenario. Es obvio que hay ganas de pasarlo en grande y las muestras de agradecimiento de Neidos, Microbio y Still III se suceden, a la vez que tienen momentos para recordar sus duros inicios desde el Maresme cuando no le hacían ascos a tocar en cualquier escenario, en las condiciones que fueran. De esa forma y gracias al boca a boca su base de fieles seguía creciendo hasta catapultarlos a lo que son en la actualidad.
Cuesta imaginar a priori qué puede pasar a partir de ahora. Lo que está claro es que este concierto quedará en el recuerdo de la banda como uno de sus hitos, que a la vez marca el pistoletazo de salida de una gira que los tiene que asentar mucho más. Lo que no queda tan claro es qué pasará cuando esta finalice y si habrá LDS para años y, en ese caso, nadie puede predecir si han tocado techo o todavía pueden seguir ensanchando su base. Como el propio Microbio afirmó desde el escenario el futuro es incierto y nadie puede adivinar lo que está por venir. Eso sí, el recuerdo del incontestable triunfo acontecido este pasado sábado, nadie podrá arrebatárselo.
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