Los canadienses The Sadies empiezan a gozar del prestigio de aquellas grandes bandas a las que hay que ir a ver sí o sí. Con sus voces profundas, una técnica depurada acompañada de un envidiable sentido del rock, y sus trajes amplios con bordados -todo suma- ganan adeptos con cada show.
Anoche, en Madrid, en la sala Shoko, atacaron su repertorio con la convicción del que se sabe fuerte. Abrieron con “The First 5 Minutes”, primer corte de su último álbum “Internal Sounds”. Jugaron con los tempos: la aceleraron, la ralentizaron… Y bien es cierto que no tuvieron la pegada que recordábamos en citas previas. Pero vaya, ese incómodo periodo de incertidumbre duró sólo cinco minutos. Con la primera ráfaga surf, el ambiente se calentó. Después, un poco de americana por aquí, otro par de chutes country por allá y algún tema psicodélico de su disco “Darker Circles”.
A partir de ahí, el cuchicheo entre el público es unánime: ¿cómo se pueden manejar de manera tan brillante en todos estos registros? Cierto es que el regusto sureño lo empapa todo, pero siempre encuentran tiempo para recorrer carreteras secundarias con baladas de corte tabernero, desvaríos ácidos o ciertos apuntes hard rock. Mención especial y punto de inflexión –violín mediante- esa “Higher Power” de brazos en jarras. Y lo que decíamos: lo mismo pasan de este bluegrass destilado a esa triple frontera indeterminada entre The Flaming Groovies, Chris Isaac y The Ventures. Una maravilla entretenidísima.
Del virtuosismo técnico de los hermanos Good -ambos guitarristas, ambos sobresalientes- ya se ha hablado mucho. Lo de Travis Good impresiona. No para. Y si le queda medio segundo libre, lo llena con arreglos para los riff de su hermano. Está a un nivel que si se le cae la guitarra al suelo, le suena bien. Muy bien. Estoy seguro. No merece la pena dedicar más líneas a relatar sus hazañas. Lo que merece la pena es ir a verlos.
La recta final estuvo sembrada de punteos frenéticos y trucos para la galería. Ya con el público entregado, tienen la brillante y generosa idea de encadenar un mix garagero con “Action Woman” de The Litter, “Phychotic Reaction” de Count Five y “A House Is Not A Motel” de Love, entre otras. Pues eso. Lo que decíamos antes: a The Sadies hay que verlos sí o sí.
Hermanos guitarristas y cantantes, que a las voces también se defienden cada vez mejor.