El propio guitarrista Munaf Rayani se encargó de recordarlo, justo antes de que comenzase el concierto y en la que sería única muestra de interactuación con el público hasta la despedida: Explosions In The Sky han recalado en los escenarios madrileños en numerosas ocasiones a lo largo de más de dos décadas de carrera… y siempre han salido victoriosos. La pasada noche, en la que la excusa para una nueva visita recaía en la presentación del reciente “End” (Temporary Residence, 23), no iba a ser una excepción. A cambio, resultó la enésima confirmación de que el quinteto es una de esas bandas insultantemente apabullantes a nivel interpretativo, además de disfrutar de acusada aceptación en nuestro país.
Y es que, a diferencia de otras formaciones que han ido sacrificando efecto sorpresa con el paso del tiempo, la arrasadora presencia escénica de Explosions In The Sky continúa intacta y, no por consabida, su fórmula resulta menos impactante a cada reencuentro con los de Texas. Los norteamericanos dibujaron sus habituales lienzos sonoros con una precisión que, aún a estas alturas, resulta asombrosa para cualquier espectador presente en la epifanía, pasando (con inquietante naturalidad) de bellos y pulcros pasajes al epicentro de la tormenta más salvaje y, de nuevo, a aquella calma sanadora en forma de alivio que sigue al temporal.
Son las formas, en realidad casi enfermizas, utilizadas por el combo, empeñado a conciencia en agitar los diferentes estados emocionales a antojo y en beneficio propio, mientras aúpan al oyente hasta el cielo o lo acercan sin piedad al mismísimo infierno, en una dualidad marca de la casa que al mismo tiempo resulta acongojante y (de algún extraño modo) empática. Todo diseñado con perfección ejecutiva y sonido igual de impecable, generosísimo volumen y estudiados juegos de luces acompañando las posturas de unos músicos que bien podrían estar tocando a millones de kilómetros del escenario que pisan, en un universo propio que tienen a bien compartir a través de sus canciones.
Piezas del tipo de “Peace Or Quiet”, “Your Hand In Mine” o “The Fight”, copadas por desarrollos intensos y feroces cambios de ritmo, como en esa “The Only Moment We Were Alone” que cerró el concierto y dejaba a los asistentes con el corazón saliendo por la boca. A su paso por La Riviera madrileña y en menos de hora y media –una propuesta por momentos tan asfixiante tampoco demanda mayor trazado–, Explosions In The Sky volvieron a demostrar por qué optan (junto con los escoceses Mogwai y los canadienses Godspeed You Black Emperor) al título de principales abanderados del post-rock. Suficiente para salir de la plaza con otro recuerdo triunfal que añadir a la colección. El mismo, en realidad, que se llevaron a casa los asistentes, mientras a buen seguro intentaban templar su alma, agitada por cinco tipos venidos de otro planeta.
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