Bolos en Madrid hay miles, y muchos son de punk: todos los meses se despachan buenos conciertos tanto de material nacional e internacional. Menos oferta se puede encontrar en torno al streetpunk y el Oi!, subgéneros que hasta hace poco siempre han estado confinados a unos espacios muy concretos de la capital (y aledaños, sobretodo aledaños), y que hasta la visita de Perkele en 2013, contaban con una prohibición (y legislación) bastante estricta.
Gracias a Dios parece que Madrid ha cambiado en ese aspecto y la madurez musical se puede disfrutar ahora en casa, sin tener que irse a Moria para ver a bandas punteras del género.
Rixe ya habían dejado con la miel en los labios a muchos en el Oktober Chaos 2 de Barcelona. El supergrupo entre Wattie (Lion’s Law, Bromure, Maraboots, Atlantes), Tom (Hard Times, Vicious Rumours) y Maxime (Youth Avoiders), ya estaba dando de qué hablar desde que los apadrinara el sello La Vida Es Un Mus en 2015. Cualquiera que esté un poco al tanto de la escena punk francesa (parisina especialmente), habrá visto en la lista de bandas de sus componentes a la flor y la nata del país vecino.
El estreno de Rixe en la capital venía de la mano de Oscura Plata, colectivo fresco y madrileño formado por punks amigos de la música de tiranervios y lo oscuro. Este era el primer concierto (de muchos, prometen) organizado por Oscura Plata y pusieron la diana en el Wurlitzer Ballroom, con Tensión como banda telonera.
Un clásico del punk en Madrid: el concierto empezó una hora (o más) más tarde de lo esperado. Pero ya había gente calentando la puerta desde las diez de la noche. Pocos bolos del Wurli pueden presumir de eso.
Con la hora pasada de rosca, Tensión inauguran la velada directos al cuello. Los de Leganés destilan un streetpunk oscuro y crudo: demasiado punks para ser un grupo de Oi!, pero demasiado imponentes para el punk. Sus voces crudas y a quemarropa, un bajo contundente, guitarra sucia y el que probablemente sea el batera con la muñeca más rápida de toda la Comunidad de Madrid (¿y de la península en general? No tengo ni idea, la verdad, de si he visto a alguien tocar tan a fuego, rápido y seguir clavando el tempo como un metrónomo espídico); dan a luz a un directo de sudor y caos. Ni siquiera cuando Rafa parte cuerda en el antepenúltimo tema se interrumpe el show.
El público responde con pogos y coros: se nota que Tensión juegan en casa. Se tocan su disco homónimo ("Tensión", autoed. 2014) de cabo a rabo, más algunos temillas sueltos no registrados aún. “Víbora”, “Camina o revienta” y “Tensión” son los más destacados, aunque al final el concierto entero se convierte en un ring. En realidad Tensión es uno de esos grupos que calientan tanto al público, que la diferencia entre grupo y asistentes sólo la marcan los pocos centímetros de diferencia del escenario. Al final la banda no son los cuatro de Tensión, si no los tropecientos que cantan y bailan con ellos. El poder de invocación del punk en su máxima expresión.
Rixe se suben al escenario al filo de la medianoche. Con un español chapurreado (bastante bien chapurreado, por cierto), Wattie presenta a la banda y sin más dilación empieza “Larmes De Crocodrile”. El crescendo de la intro rompe a la vez que un público que ya viene caliente. La historia se repite: pogos, gente volando y zapatillas que se pierden entre un mar de caos y gritos. El ambientazo es tal que parece que hay cola para hacer crowdsurfin, y más de uno desaparece devorado por el vaivén del pogo. Mucho puño en alto y mucho lololó (al final, chapurrear estribillos en francés sale así) y un silencio que nunca llega porque los franceses apenas dan cuartel entre tema y tema (y si lo hay, el pedal de distorsión de Tom se encanrga de que no exista silencio alguno). Poco a poco el Wurli se va llenando más allá de la altura del primer grifo de la barra y entonces se sabe que el concierto ha sido un éxito de asistencia.
De nada sirve citar temas concretos porque Rixe se tocan enteros sus dos EPs, "Coup et Blessure" (La Vida Es Un Mus, 2015) y "Les Nervs a Vif" (2016). Si me apuras: “Hexagone”, “Infatigable” y “A Contre-Courant” son mis canciones favoritas, pero al final el público está al 100% en todos los temas, y lo cierto es que Rixe se permiten el lujo de ser una de esas bandas que (para bien o para mal) no varían el sonido entre temas o EPs, así que todo su bolo se puede resumir en un ataque a la cara de menos de media hora en la que se sucede un frenesí de punk francés a matacaballo. ¿Qué cabe esperar de una banda cuya sección vocal son tres skinheads cantando a la vez? Un martillazo ardiendo en la mesa y a volar. En un abrir y cerrar de ojos ya se han merendado todo el set y Wattie sentencia: “Lo siento, no tenemos más temas”. Después de todo: ¿cuántas bandas pueden presumir de tocar toda su discografía íntegra y mantener el bolo a tope sin decaer?
La noche se acaba y las conclusiones son claras: Rixe triunfan en su primer asalto a la capital, Tensión confirman que juegan en casa y el colectivo Oscura Plata da una primera estocada (de muchas) directa al cuello. De la calle, a tu cara.
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