Largo ha sido el camino desde que La Pandilla Voladora iniciara su andadura en una casa de colonias de Girona en la que quedaron el pasado mes de febrero para iniciar los ensayos de lo que ha acabado convirtiéndose en una rotunda realidad. Un proyecto que ha ido sufriendo mutaciones tanto en los músicos de apoyo como en un repertorio que se ha ido adaptando y ensayando sobre la marcha. Por eso La Pandilla Voladora del pasado martes, en un entregado Poble Español de Barcelona, dista bastante de la que se presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado mes de abril. Desde entonces los vengadores de la rumba han tenido tiempo de conocerse mejor y enriquecerse mutuamente adaptando su repertorio a las características de cada uno, variándolo además para lograr que el concierto se convierta en una verdadera fiesta de dos horas y media de duración. Reivindicando, de paso, esa arista del rock garrapatero que pone la juerga como objetivo único de la expresión artística.
Una Pandilla que empezó con un sonido algo enmarañado, aunque pronto fue ganando enteros a medida que se materializaba el ritmo trepidante de unas guitarras que llegaron a sacar humo de tanto rasgueo. Sin embargo, no fue hasta “Azul”, tercer tema de la noche, que aquello empezó a coger una volada, apuntalada del todo con la adaptación de un “El lado más bestia de la vida”, muy celebrada por los allí presentes. Tras esta,“La primavera trompetera” demostró que la garganta del Canijo es la que calienta más rápido de todos los superhéroes, a la par que podías ver a un Albert Pla entregadísimo, disfrutando de cada uno de los segundos del show sin parar de bailar y moverse por el escenario. Se nota que el juguete que ha logrado poner en marcha, está hecho con la idea de pasárselo bomba y dejarse llevar en un formato de concierto grande, como reverso a sus últimas puestas en escena que han encontrado en el teatro su hábitat habitual. Y así, entre sorpresas como la incorporación de “Hongos” del mismo Pla al repertorio, y el trepidante ritmo de western de un “40 forajidos” que puso el espíritu del G-5 sobre el escenario, llegamos a ese momento en el que Tomasito se erige en la estrella pandillera con ese rap-gitano que es “Sobreviviré” . Un tema que, seguido por ese clásico de clásicos que es “Joaquín el necio”, marca el ecuador de un concierto diseñado para la entrega más absoluta.
A partir de ese momento el triunfo estaba más que asegurado, solo había que sacar pesos pesados de los repertorio respectivos como “La lista de la compra” de un Lichis muy serio, que se mantiene concentrado en un bajo que cobró auténtico protagonismo en el mejor momento musical de la noche, cuando la banda se deja llevar por el espíritu de ese funky sideral y robusto en el que se convierte el “Será mejor” de Muchachito perpetrado para arrasar. Momento solo comparable a esa acertadísima adaptación del “Kiss Off” de Violent Femmes que sonó tan punk y garrapatera que Gordon Gano se mostraría orgulloso de ella.
Mención especial merece la labor de Diego Cortés a la guitarra. Habitual como músico que acompaña a Albert Pla en directo. El gitano catalán tiene su momento de gloria cuando se queda solo en escena para dejar constancia de su maestría a las seis cuerdas flamencas. Tras la demostración de poderío, los cinco voladores salen de nuevo a escena para sacarse de detrás de la capa la sorpresa de unos Estopa invitados a subirse al escenario para interpretar un “Tu calorro” muy celebrada por todos.
Y así con los ecos de la trepidante “Ojalá no te hubiera conocido nunca” de Muchachito y un “Se sale” de despedida, finalizó un concierto que contó con los ingredientes precisos y necesarios para convertir el Poble Español en una gran juerga paya y flamenca. Una sólida reivindicación de la música y de los músicos curtidos y crecidos en esa tradición hispánica repleta de idas y venidas, luces y sombras, fobias y filias, pero que nadie puede negar que es tan nuestra como auténtica.
Muy bien la crítica, sólo le ha faltado comentar la tremenda versión que hicieron del Ama de Extremoduro con la ayuda de los Estopa. Anda que si hubiera aparecido Robe...
si señor, concierto de fin de verano, puesta en escena desenfrenada, divertida y entregada en hacérnoslo pasar muy bien, no tanto como ellos claro... y además ninguno de los vecinos del Pueblo Español salió al balcón para quejarse... Yo tb estuve alli ,-), GRACIAS AL AMIGO Don Disturbios!
Coincido con el amiguete, muy buena crítica pero falta resaltar la versión de Ama, ama, ama y ensancha el alma!!