En 1984 se editaba “Medicine Show” (homenajeado en esta gira), el segundo disco de The Dream Syndicate, un trabajo esperado tras el impacto que supuso el anterior “The days of wine and roses”, aunque fuera en ciertos círculos minoritarios. Aquella música bebía directamente de la fusión de las enseñanzas aprendidas de la Velvet Underground con la energía del punk. Pero “Medicine Show” tuvo una acogida convulsa, dividida entre quienes esperaban una continuación de lo proyectado en los días de vino y rosas y quienes aceptaron ese acercamiento al rock americano de raíces pero con una pulsión entre el garage y los flecos ya apuntados.
Treinta años después el disco ha ido creciendo en el recuerdo y los reproductores de los afiliados al Sindicato, en parte porque de alguna manera representa fehacientemente los caminos seguidos por el propio Steve Wynn a lo largo de su carrera posterior. En esta nueva reencarnación de The Dream Syndicate ya no están ni Kendra Smith, ni Karl Precoda, hoy convertido en catedrático de universidad alejado de la música. Pero además de Wynn, ahí sigue el batería original, Dennis Duck y el bajista Mark Walton, que ya participó en las sesiones del show medicinal. Y cómo no, el guitarrista Jason Victor, habitual colaborador de Wynn en su carrera en solitario y que enlaza a la perfección con lo que supuso en su momento Dream Syndicate y la posterior asimilación por nuevas generaciones de los mismos principios.
Así, resulta excelente la oportunidad que la WOP Special Night nos brinda para contrastar ambos trabajos de manera continua. El inicio del concierto con el feedback solitario de la guitarra de Victor para dar entrada a la banda al ritmo de “When you smile”, “That’s what you always say” y “Tell me when it’s over”, las tres de su disco debut e intensas, arrastradas, enérgicas, con aquella oscuridad sonora de los 80, son el contrapunto a la lucidez del rock de raíz que ya se intuye en “Daddy’s Girl”, primera inmersión en “Medicine Show” y que a pesar de la ausencia de los pianos que corren por la grabación original, luce en todo su esplendor. Y las posteriores “Burn”, con un Victor estelar, o el dúo armado del disco, la brutal “Bullet with my name on it” y la soberbia “Armed with an empty gun”, demuestran lo evidente. Que las dos almas del grupo conviven en armonía porque se necesitan mutuamente, que el ruidismo y la distorsión que por aquella época comenzaban a desplegar gente como Sonic Youth se engrandece cuando bebe de la esencia de un “Like a rolling stone”, en un trasunto actualizado de lo que Lou Reed y compañía iniciaron y grupos como Television continuaron.
A todo eso sabe la interpretación completa del disco homenajeado, con la impecable melodía de “Still holding on to you”, el encanto de los juegos entre Wynn y Victor en “The Medicine Show” o el puro sabor a los Heartbreakers o a la E Street Band más primitiva y garagera de “Merritville”. Y aún con las deliciosas paradas en otros discos que suponen “Halloween” o “Forest for the trees” o la sincronizada bofetada de “The days of wine and roses”, dos canciones representan como pocas la validez de The Dream Syndicate en pleno 2014. Un “John Coltrane Stereo Blues” siempre gozosamente árida y penetrante, con su recuerdo a The Doors incluido, y un desarmante “Rock and Roll” loureediano que cierra el ciclo iniciado hace tres décadas.
Y que demuestran que la vigencia actual de The Dream Syndicate no es que sea plena, sino necesaria.
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