El mismo día en el que los madrileños honraban a su patrón, los responsables del ciclo Sound Isidro tuvieron a bien programar algunos conciertos repartidos por la ciudad, reservando el plato fuerte para el regreso de Luis Albert Segura y compañía a la capital. La fecha coincidía además con la publicación de ‘Evergreen Oak’ (Al’s Workshop, 21), nuevo disco L.A. disponible en tiendas desde el día antes y que, a su vez, significa el regreso a escena de los mallorquines., tras aquella disolución acontecida hace unos años que siguió a la publicación de ‘King Of Beast’ (Sony, 17). Una referencia en la que el músico ha tenido a bien recuperar la auténtica esencia de su música, con canciones más orgánicas y creíbles capaces de favorecer notablemente a su perfil artístico.
La actuación era la primera de L.A. como banda y desde el mencionado retorno –Segura había ofrecido un par de conciertos previos en formato acústico–, y tanto los músicos como el público no disimularon su ansia por disfrutar de nuevo con ese tipo de sensaciones motivadas por la música en directo. Una conjunción de circunstancias que solo podía derivar en triunfo holgado, con tintes de celebración masiva por parte de los protagonistas sobre el escenario (apurando incluso algo de efectismo) y el entusiasmo forzosamente contenido (al espacio delimitado por sus asientos) de un público que agotó entradas. Poco, muy poco, tardó el quinteto en poder festejar la victoria, arropado por un público entusiasta que, tras el trío formado por la novedosa “Spend My Time”, “Leave It All Behind” y, sobre todo, “Perfect Combination”, ya lucía tan rendido como volcado en pleno. Una consecución ratificada a conciencia a base de temas tan apetitosos como “In The Meadow”, “Dualize” y “Oh, Why?”, además de novedades del tipo de la preciosa “Judy”, “Old Enough” o la beatleliana “Ringing The Bell”. Por su parte, el tramo final incluyó una secuencia tan arrasadora como la formada por “Living By The Ocean”, “Storms”, la coreada “Stop The Clocks”, “Hands” o “In The Meadow”, antes de que el vocalista dejase –en solitario sobre las tablas– la postal introspectiva de “From The Ocean” ejerciendo como epílogo. Una selección que prueba que, a estas alturas, L.A. poseen uno de los cancioneros más incontestables de la escena independiente patria, apostillado por un olfato para melodías irresistibles ante el que resulta complicado disentir.
A ese envidiable fondo de catálogo cabría añadir la solidez de su directo, con la complicidad y pericia interpretativa del combo luciendo en primer plano hasta generar momentos directamente arrasadores. Poco más de hora y media de disfrute ininterrumpido, con esa reconocible ejecución vocal del autor dotando al asunto de personalidad y capaz de alternar con idéntica credibilidad momentos de gran sensibilidad con otros de intensidad mucho más explícita. El paso de L.A. por La Riviera madrileña trazó un repaso (casi un homenaje) a toda la carrera de los Baleares, pero al mismo tiempo evidenció que las nuevas canciones encajan en el repertorio clásico con naturalidad y brillantez. Un evento que, en definitiva, confirmó esa buena noticia que es la recuperación del grupo, en lo que sin duda fue una satisfacción de doble dirección.
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