Las dos veces que Kokoshca (foto encabezado) ha jugado en casa -Álex, su batería, es socio del Dabadaba- se ha sabido rodear de estupendos compañeros de partido. En mayo de 2014 la suma con Mujeres -con los que vuelven a reencontrarse en la sala El Sol en febrero- dio un excelente resultado y pudimos asistir a una vibrante noche de garaje y pop desenfrenado. Para muestra, aquel frenético “No volveré” conjunto con el que se despidieron por todo lo alto.
El día de Reyes hubo un notable cambio de tercio estilístico -Espanto es tan pop que para tapar la batería de Kokoshca van y despliegan un mantel de hule frutal-, pero la sustancia fue muy parecida: dos grupos en estado de gracia, una sala llena con ganas de pasárselo en grande y complicidad mutua. Espanto (foto inferior) es un dúo muy suyo, como Vainica Doble, como Single, Astrud o Hidrogenesse, con quienes comparten sello y tareas de producción. El de Teresa y Luis también es un mundo sumamente particular que tira de humor (“Atravesada por el rayo”, “Jagger y Richards”), surrealismo austrohúngaro (“Insecto”, “Panteras”) y, últimamente, idolatra la vida salvaje en el bosque. Aunque sus teclados y sintes les jugaron alguna mala pasada, cumplieron de sobra.
Con Kokoshca nunca se sabe. Pueden tirar de hemeroteca y armar un concierto de hits como una casa o salirse por la tangente y sembrar el escenario de polvos mágicos y oscuridad. Si los grupos de pop se midieran por su capacidad de sorpresa, sería el grupo de pop perfecto. No hay un concierto igual que otro porque, como diría Zapatero, Kokoshca no es sólo música, también es un estado de ánimo. Cuando crees que los tiros van a ir definitivamente por la bella melancolía de “El escultor”, Iñaki se pone al mando en “Corazón caliente” para luego retomar la extraña calma de “RBU”, su canción comunista (“Yo no necesito esas cosas que ellos quieren tener / Así sin nada soy feliz”), que dedicaron a Álex.
La gran sorpresa de la noche llegó cuando rescataron entre el público a su antiguo batería, Javi, y cantó “La fuerza” como si no hubiera otra canción en el mundo. Para entonces, y con Iñaki de nuevo al mando, ya habían metido el turbo (“Directo a tu corazón”, “No queda nada”) y el público había enloquecido en las primeras filas. Cayeron 8 temas de 10 de su nuevo LP, “Algo real”, se dejaron varias joyas en el tintero (“Corazón de hielo”, “Jon y yo”, “El búho”, “Mi chica preferida”) y se nos hizo corto. Muy corto. Mejor así: ya hay excusa para ver otra vez a Kokoshca.
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