Si vendes algo con una presentación elaborada, ya sueles tener mucho ganado. Tal fue el caso del concierto dado por Kings Of Convenience en el bucólico Teatro Lara, venían con la excusa de retomar su primer disco, “Quiet Is The New Loud”, y plantearon una propuesta diferente: tocarían los temas en su orden exacto y aparte tendrían a un periodista diferente en cada ciudad - en Madrid tuvimos a Darío Manrique - que les haría preguntas al inicio de cada ronda de canciones. El motivo fue que un escritor noruego publicó hace poco un libro sobre la grabación de este disco, que en su momento supuso una pequeña revolución al resucitar con estilo y calidad el legado de Simon & Garfunkel y Nick Drake (entre otros).
Gracias a la entrevista descubrimos cosas sobre ellos que sirvieron para reforzar el cariño que ya se les tenía, después Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe cogieron sus guitarras y se dedicaron a desgranar con exactitud y mucha emoción todos esos temas que han hecho menos inhóspitos algunos días. Esa calidez y ese sentimiento contenido se vieron reflejados en los rostros de los asistentes, más de uno contemplaba el concierto con la boca medio abierta y esa sonrisita tonta que da la felicidad. Al final de “Toxic Girl” todos aplaudimos como posesos; durante "Singing Softly To Me" Eirik pidió que siguiésemos el ritmo chasqueando los dedos y el respetable estuvo durante todo el tema llevando el ritmo, después el propio Eirik daría las gracias por haber lo llevado tan bien, y pese a que es algo que dirá en todos los conciertos, nos emocionamos igualmente. Un concierto de conservar en la memoria como oro en paño.
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