Algunos podíamos pensar que por tratarse del último concierto de su gira europea Kasabian podían ofrecer un directo simplemente para cumplir: tres meses sin interrupciones ofreciendo la libido y el derroche de energía de la mayoría de su repertorio no deben ser fáciles de soportar (de ahí la pizza que viajó hacia los camerinos en pleno concierto, con la consiguiente desaparición del escenario del vocalista Tom Meighan durante un par de canciones). Con la ayuda de un público entregado, buena parte del cual provenía de Manchester, Glasgow, Londres y otras ciudades inglesas, Kasabian fueron puntuales a su cita, y abrieron fuego con una versión demoledora de “Shoot The Runner”, segundo single de “Empire” (Sony/BMG, 06). Tom Meighan captaba toda la atención con sus movimientos hiperbólicos, mientras que Sergio Pizzorno –compositor y segunda voz, enganchado a su guitarra– pasaba desapercibido con un timbre vocal que quizá en estudio funcione pero que en directo pierde muchos puntos (como le pasó al frente de “Me Plus One”, una de las mejores canciones de “Empire” tristemente desmerecida). A medio camino entre sus adorados Primal Scream y los hermanos Gallagher, Kasabian fueron capaces de hacer vivir un gran momento al grueso de la audiencia, que corearon con las manos en alto “Reason Is Treason”, “Last Trip (In Flight)” y el empacho de “Doberman”. En los bises la euforia se desbordó: cayó la bailable “Stuntman” y dos de sus canciones más redondas –y que les catapultaron al limbo de NME en su United Kingdom (¿o deberíamos decir Empire?): “L.S.F. (Lost Souls Forever)” y “Processed Beats”.
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