Precedidos por Kokoshca y Pablo Und Destruktion, outsiders cada uno en lo suyo, pocas cosas puede haber en estos momentos más estimulantes que un concierto de Juventud Juché, verdaderos protagonistas de esta noche a tres bandas. Ya en los años de “Quemadero” atizaron bien en sus directos, así que no debería sorprender a nadie que con el aún reciente “Movimientos” llegue una sacudida de bajos demoledores y puñetazos en la boca del estómago. No debería sorprender, pero lo hace, porque en una época tendencia a la estandarización no es habitual encontrarse con una manifestación tan ordenada (por coherente) y a la vez tan salvaje como esta.
Un sonido viejo hecho presente, una sensación casi olvidada que revive en las manos de estos tres madrileños. Ahí están los guitarrazos que raspan, los gritos, el nervio puro de temas como “Fuera” o la aparente despreocupación de “Niebla”, en una descarga de post-punk en la que no hay tiempo para las concesiones, ni siquiera en los momentos de supuesta tranquilidad. Ese existencialismo que supuran sus canciones se traduce en ahogo; no se trata simplemente de que todo vaya rápido, sino de que no hay respiro, en una mezcla de incomodidad, confusión y también de satisfacción por sentirse vivo.
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