Julieta Venegas, demasiado expuesta

Al igual que Joanne Woodward en “Las tres caras de Eva”, Julieta Venegas ha ido desplegando a lo largo de su carrera diferentes personalidades musicales como artista e intérprete. La hemos conocido en su faceta de joven promesa del pop latino más alternativo. También en su cara más mainstream codeándose con esos artistas marionetas que tanto denostamos. Y por último la hemos visto sacudirse su vertiente más folclórica, adentrándose en las aguas de un pop menos naif y más adulto, construido a base de “sintes” de carencia ochentera, y bases electro más próximas a propuestas como la de Javiera Mena. Un cambio que, no por lícito, hace todavía más patente el hecho de que cada uno tengamos una Julieta predilecta que nos gusta más que otras.

En mi caso me quedo con la autora de “Si”(2004). Un disco que irradia una candidez pop maravillosa, homogénea y total, pero que se aleja de lo que será su nuevo trabajo. Un álbum inédito que, por esas extrañas circunstancias que cuestan entender, venía a presentar a Barcelona sin haberse editado todavía, aunque desde hace días podamos disfrutar de dos grandes adelantos: “Tuve para dar” y “Te ví” Esta última con un estribillo arrebatador, de esos que se enganchan como chicle, pero que en directo no acabaron de sonar en su faceta más disco, quedándose en un limbo de inseguridad que, en cierta medida, marcó la totalidad del concierto.

Y lo cierto es que uno quedaba francamente sorprendido con el hecho de que los cuatro músicos que arropaban a Julieta dispusieran de hasta tres portátiles con manzanita, y aquello no acabara de sonar con cierta rotundidad, quedando la voz en un excesivo primer plano, tan expuesta que incluso resultó agotadora.

Un concierto con todos los ingredientes del inicio de una gira: nervios, tibieza y cierto agarrotamiento, en una propuesta instrumental, ya de por sí austera, y algo parca a la hora de generar el efecto envolvente del que la nueva Julieta Venegas parece prescindir del todo. Lástima.