Los ojos de Angel-a iluminaron de rojo intenso el Circo Price en la primera de las tres noches con las que Judeline presentará “Bodhiria” en Madrid dentro del Inverfest. La historia del que fuera sin duda uno de los discos del 2024 toma vida y se expande en un espectáculo teatralizado, pero lleno de vida. Una apuesta cuidada, minimalista y con un gran trabajo corporal que expresa esa angustia y extremismo que refleja el álbum. Eso sí, lleno también de momentos para levantar el espacio entero y ponerles “a mover el culo un poco”.
La propuesta da comienzo, como no podía ser de otra forma, con ese “bodhitale” para abrir las puertas al alma que se apoderará del cuerpo de Lara durante ya todo el concierto. Subida a un columpio/bicicleta y balanceándose hace explotar ahí la locura que empujará el resto del show. Porque, no hablamos solo de locura de la protagonista, sino la de un público entregadísimo desde que el primer reflejo de Judeline se muestra sobre el escenario. Tras ella, la “posesión” se materializa con “angelA” y la dominación se completa con ese diálogo frente a Héctor Fuertes que se encargará del lado más performático del show dejando que la presencia de “él” entre en su cuerpo al igual que lo hizo Rusowsky en el álbum. De esta forma, lo que casi se podría denominar como el primer tríptico de “Bodhiria” se cierra con una “INRI” a la que por fin vemos a lo grande con todo lo que necesitaba alrededor para brillar. Coros infinitos por parte del público y danzas religiosas agarrada fuerte de la mano de todas las que comprenden el gran dolor de Angel-a.
La noche avanza, la “mangata” nos hace entrar en trance, pone el Circo Price patas arriba y el público se suelta. “Iluminadme las caras por favor, que quiero ver al público. Es una pasada, es todo tan bonito, estar aquí tan cerca de todos vosotros. Es la primera fecha en Madrid, es todo muy loco, estamos estrenando show como sabéis”, Lara se permitía salir un poco de la jaula de “Bodhiria” para agradecer al público la entrega en este precioso viaje. “Tánger” y “Zahara” se exponen juntas de la mano como unos de los primeros temas recuperados más allá del LP. Y así dan paso a otro gran momento de la cita con una “Brujería”, cuerpo a cuerpo con Héctor, que en directo certifica la prueba de que es uno de los temas de “Bodhiria” más queridos por los fans. Coló su versión de “La Tortura”, echó el freno con la preciosa “Heavenly” y acto seguido pidió a todo el Price que se pusiera de pie para bailar “En el cielo”. El ascenso de Angel-a era cada vez mayor, pero había todavía mucha joyita guardada.
La “luna roja” volvió a iluminar el espacio y a recordarnos esa atmósfera intimista a la que Judeline recurre sin miedo cuando lo necesita. Acercándonos cada vez más al desenlace, “Joropo” entró fuerte con una proyección de la voz de Lara en directo como no habíamos visto antes y heredera de lo que nos entrega en la versión estudio. Ese desgarro, canto al desamor, reproche, que finalizó en el escenario con un “ajuste de cuentas” del que ninguno de los dos lados salió victorioso. A continuación, bajada de la adrenalina con “4esquinitas” al igual que en el disco y una nueva versión de “CANIJO” adaptada al presente sonoro de Judeline con Héctor bajando al público e interaccionando con él. “Me hablan las madres diciéndome que les dé una entrada para sus hijos. Pero señora, si es que no tengo ja, ja, ja”, bromeaba Lara con el público haciéndole cómplices de lo que significa esta gira para ella y cerrando con la ilusión de la posibilidad de hacer un Movistar Arena en el futuro.
Suena “Es Dios bueno o sólo poderoso”, el final llama a Angel-a a volver a encerrarse en “Bodhiria”. Pero, nos faltaba un regalo. Guitarra en mano, Lara se colocó frente al público para enamorarles a todos con su versión más pop en “zarcillos de plata”, el que por lo pronto se ha convertido en el himno de esta era. No puede faltar mención especial a la banda que la acompaña todo el show y que no solo es responsable de abrazar de sintes la voz de Judeline, sino que también juegan, nos regalan percusión real y momentos más orgánicos a la hora de llevar los nuevos temas al directo. “No sé con quién habéis venido, si con vuestros amigos, pareja o si habéis venido con vuestro rollito, su amigo y no sabéis por cuál decidiros. A mí me paso”, explicaba Lara dando paso a “2+1” como clausura a los setenta minutos de concierto. Luces blancas, perreo hasta el suelo, euforia del público, cierre y “Romero Santo” de fondo, su colaboración con Dellafuente, mientras decían adiós al que puede ser uno de los conciertos más importantes de la carrera de Judeline.
Álex Jerez
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