Jet Lag
ConciertosJet Lag

Jet Lag

8 / 10
Jorge Obón — 16-10-2007
Empresa — Love to Art
Fotografía — Archivo

Dice una aristócrata de la sensualidad que cuando atraviesa uno una mala época, busca después en sus amigos un “caldo de resurrección”. El mismo que probaron Jet Lag el día 16 de octubre por las calles de Madrid. Y ojalá todos los reencuentros con los amigos fueran así, entre sonrisas tan amplias que a veces no hacía falta ni aplauso entre canción y canción. Tres micro-conciertos en una tienda de discos, una de ropa y una peluquería de Madrid, con tres formatos distintos que sirvieron para presentar a los medios, los amigos y la familia, “Forever” (Bittersweet), el cuarto disco del grupo porque, como decía Ramiro Nieto (nuevo flamante cantante y antiguo batería), “antes hubo otros tres discos”. No se trata de una perogrullada. Es cierto que antes hubo un grupo que se llamaba Jet Lag, pero en el momento en el que su antiguo vocalista, Pablo García, decidió abandonarlos, se marcó un antes y un después que se salda con la sonrisa de Ramiro y sus repetidos comentarios durante la tarde sobre “esta voz para cantar que de pronto me ha salido, que no sé de dónde sale, y no sé dónde la tenía.” Jet Lag aparecen primero con dos guitarras y teclado en la tienda de discos CD DROME, con percusiones y bajo en la tienda de ropa Holalá, y con más electricidad pero sin batería en la peluquería Le Salon D’Apodaca. Se repasan entero su nuevo disco, producido por Paco Loco, ensayan en voz alta unas pocas de las antiguas, y repiten tres veces “Time Here Runs Too Slow”, la más redonda del disco. Hay relativamente pocos curiosos pero entre el mar de fotógrafos, cámaras de televisión, reporteros, y demás especimenes de la fauna, está la familia, esa que nunca querrías que fuera a verte en un trance así por aquello de la vergüenza ajena, pero que en este caso da calor y hasta ganas de apartar a los medios para que gocen aún más de lo que lo hicieron. Jet Lag se defienden como pueden en cada formato, llenando espacios con teclados y guitarras, pero sobre todo distrayendo. Ramiro se confía y se transforma en un frontman medio improvisado pero más que digno, capaz de vender hielo a los esquimales con sus sonrisas, y aunque los medios entorpecimos bastante el disfrute de los que se acercaban a mirar, la presentación atípica de “Forever” ha quedado grabada y documentada para marcar el mejor regreso imaginable de un grupo que ni siquiera tenía posibilidad, hace muy poco, de seguir existiendo.

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