Siempre hemos tenido la impresión de que las canciones de Jens Lekman ganarían muchísimos enteros en escena si vinieran realzadas por una diminuta sección de cuerda (esto ya lo ha hecho alguna vez) o de viento. La banda íntegramente femenina -una vez más- con la que afronta la presentación de "Life Will See You Now" (Secretly Canadian, 17) no es nada del otro mundo, pero son tales el encanto personal y el acentuado carisma que derrocha el sueco, que al final cualquier cuestión de formato pasa a ser secundaria. De hecho, el solitario y acústico bis con el que puso fin a su concierto en París (lleva cinco años sin pisar España y de momento ni se le espera: no hay fechas) fue tan esencialmente desnudo y emocionante que nadie echó en falta instrumental de refuerzo: una desarmante "How Can I Tell Him" (que podría firmar con gusto el Ben Watt más inspirado) y el rescate, en carne viva, de la añeja "Pocketful of Money", dejaron a los dos centenares de personas que se acercaron hasta el céntrico Café de la Danse parisino en una nube. El aperitivo, por cierto, lo habían servido los franceses Garçon d'Argent con su pop muy nuevaolero y algo kitsch, en la onda de los Moodoïd de Pablo Padovani (quien ha realizado su último clip) o La Femme, ambos ya con cierta presencia en festivales como el FIB.
Su sensibilidad es tan aguda que cualquiera de sus detectables influjos ha acabado a años luz de erigirse en deuda. Lekman es Lekman, por mucho que Stephin Merritt, Morrissey o Jonathan Richman formen parte de su santoral. Lo suyo es pop en mayúsculas. Canciones de muchos quilates que sacan todo el brillo posible del júbilo y de la desventura, sin enrocarse en el estereotipado regodeo sobre desengaños amorosos pretéritos. La prueba es cómo recupera "I Know What Love Isn't", pero solo para enlazarla ("no es más que un vestigio de una época cínica de mi vida", dijo) con la bailable "How We Met, The Long Version". Mirando hacia adelante, sin cortavenismos bajo una mal entendida coartada indie.
Fue una noche de pocas visitas al pasado -primó el ambivalente material nuevo- , que no obstante propinó delicias como "Sipping On The Sweet Nectar", "Black Cab" o esa "The Opposite of Hallellujah" cuyo ritmo Motown obtiene su réplica en un breve sampler del "Give Me Just a Little More Time" de Chairmen of the Board. Con argumentos de peso en el pasado y en el presente. A estas alturas no debería ser necesario recalcarlo: pese a ese ordenado e higienizado imaginario que puebla su discurso, tan de tiralíneas, tan escandinavo, tan de bricolaje pop a lo Ikea, lo de Jens Lekman tiene mas que ver con la chispa de genialidad del artista que con la aplicada pericia del artesano. El escenario refrenda el dictamen, una vez más.
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