En cierta manera, podría acudir a uno de esos comentarios tópicos y asegurarles que un concierto que empieza con epidérmica “The Boys Are Leaving Town” (como en su momento se abría “Post-Nothing”, su primer álbum de 2009) nunca puede ir mal. Y no les estaría mintiendo. En absoluto.
La primera actuación del dúo de “Vancouver, British Columbia, Canadá” –como Brian King nos recordó en un par de ocasiones- en Barcelona al margen de un festival se saldó con un notable, justo, pero notable al fin y al cabo. Justo porque quienes disfrutamos con su música esperábamos que tenerles más cerca supusiese más energía, más fiereza y sobre más post-teenage angst a lo noventas. No fue así, aunque tampoco faltó la intensidad y sobre todo las grandes canciones.
Juraría que interpretaron “Celebration Rock” de cabo a rabo, con lo que pocas objeciones podríamos hacerles al repertorio. Notable por tanto.
King y David Prowse (una máquina, de eso no les quepa duda) no intentaron dejarnos sin aliento, sino pasarlo bien y conectar con la gente. Y lo consiguieron gracias a la cercanía de King y sus siempre agradecidos y aparentemente espontáneos comentarios, a esas canciones que levantan el ánimo a un muerto y a esos estribillos arrebatadores (quizás un bajista no les haga falta, pero una panda de amigos borrachuzos dejándose la garganta en los “uh oh oh oh oh oh oh ooooh” en el escenario no estaría nada mal).
Pero tampoco me dejaré llevar por la excitación incontrolable del fan. Esta vez esperaba más, esperaba volver a casa sudado hasta las pestañas y pimplándome tres botellines de agua seguidos. No fue así, desgraciadamente. No alcanzamos el éxtasis, pero pondría la mano en el fuego a que todos los allí presentes disfrutaron por lo menos tanto como un servidor desde que abrieron con la ya citada “The Boys Are Leaving Town” hasta que cerraron con su versión del “For The Love Of Ivy” de The Gun Club. Y eso, en los tiempos que corren, es de agradecer.
A good many vaeaublls you've given me.