Ritual de lo reverencial
ConciertosJane´s Addiction

Ritual de lo reverencial

8 / 10
Raúl Julián. — 20-06-2024
Empresa — Doctor Music
Fecha — 18 junio, 2024
Sala — La Riviera, Madrid
Fotografía — Myrrcha (Cedidas por la organización)

Jane’s Addiction aprovecharon su presencia en el próximo Azkena Rock Festival de Vitoria-Gazteiz para programar un concierto adicional en Madrid, generando las expectativas de quien ondea la bandera de grupo reverencial, casi generacional, capaz de generar lazos de romántica fidelidad con sus seguidores. Los mismos que abarrotaron La Riviera con la intención de lucir, de manera explícita y ruidosa, su militancia en la religión de los autores de “Nothing's Shocking” (Warner Bros., 88) y “Ritual de lo Habitual” (Warner Bros., 90), dos discos que definieron parte de la escena rock angelina de la segunda mitad de los ochenta. Un estatus intocable que, en la práctica, marcaría el devenir de los noventa minutos que el cuarteto estuvo sobre las tablas, manteniendo en todo lo alto (y por uno u otro motivo) su aureola de grupo diferencial e impredecible, con cada movimiento celebrado por un público que reverdecía laureles.

Jane’s Addiction ofrecieron una descarga eléctrica de intensidad, apuntalada sobre esa irrompible base rítmica formada por Eric Avery al bajo y Stephen Perkins a la batería, a la que sumar las cortantes (y a veces inauditas) líneas de guitarra de Dave Navarro (figura titánica la suya… ¿acaso el mejor guitarrista de su generación?) como atractivo adicional y de peso propio. Por su parte, un Perry Farrell ataviado con sombrero de ala ancha mantiene latente su peculiar magnetismo y, aunque no fuese sobrado de voz, consiguió salir indemne tirando precisamente de carisma, además de moduladores y pedales con los que acompañar su interpretación.

Mientras Navarro, Perkins y Avery –en ocasiones parece que pretendidamente ajenos al cantante– se encuentran ofuscados en cimentar un sonido tan potente y arrasador como impecable y de solidez estructural acongojante, la figura de Farrell se acrecienta en protagonismo entre arengas, discursos, poses y desvaríos varios, al tiempo de pegar generosos lingotazos a una botella de vino de la que cada vez le cuesta más separarse. Sucede mientras van cayendo piezas que alimentan la euforia, del tipo de “Ain't No Right”, la psicodélica “Up The Beach”,“Ted, Just Admit It...”, la desnuda “Jane Says”, “Mountain Song”, “Then She Did” o ese desbordamiento que fue “Stop!” como cierre del grueso.

La secuencia que señala a Farrell tuvo su punto álgido antes de los bises, cuando ni siquiera llegó a abandonar el escenario perdido en un speech larguísimo ante el que sus propios compañeros, ya de vuelta a escena, esperaron pacientemente con la intención de reanudar el espectáculo. Fue el turno de “Been Caught Stealing” y la cuádruple percusión de “Chip Away” como vistoso cierre de una velada del todo satisfactoria, con todas aquellas cualidades presupuestas a los norteamericanos patentes en un concierto hipnótico, intenso y extraño. También algo de caos y desorden, elementos que se unieron, como marca y seña de la casa, a canciones asfixiantes impecablemente matizadas en torno a ese argumento explícito y expeditivo a todos los niveles. El paso de Jane’s Addiction por La Riviera madrileña fue, en definitiva, una especie de Triángulo de las Bermudas que aunó todos los aderezos que han hecho del combo justo el tipo de banda fetiche que son. No esperábamos menos.

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