Puede que no sea un comentario muy afortunado para abrir esta crónica, pero lo cierto es que fue una suerte que la estadounidense Janelle Monáe suspendiese su visita a Barcelona hace unos meses. En aquellos días su puesta en escena era más discreta, el éxito aún no la había abrazado, el Ep “Metropolis” era un disco que algunos habíamos comprado más por curiosidad que por conocimiento real de su propuesta y "The Archandroid" apenas llevaba unos meses despegándola de la independencia. A día de ayer las cosas estaban mucho más claras y vaya si lo estaban. La sala que iba a recibirla meses atrás con una modesta entrada se nos mostraba ahora llena hasta los topes, con la audiencia expectativa, pero entregada ya desde los primeros compases del soul retrofuturista de “Dance Or Die”, uno de los mejores momentos del concierto precisamente cuando aún nos estábamos acomodando frente al escenario. Antes se la había presentado como a las grandes estrellas, con vídeo de “Suite II Overture” incluido. Con ella ya en el escenario no hubo decepción; todo lo contrario.
Monáe tiene maneras de estrella y talento para llegar a serlo. Su voz llega hasta dónde le apetece y su efectiva y compacta banda (seis músicos, dos coristas) jamás se despega ni un segundo de su alargada sombra. Ella es la jefa, pero nada sería lo mismo sin la fuerza y la energía de sus instrumentistas. Juntos se convierten en una auténtica máquina del ritmo concientes de que el espectáculo supone, por lo menos, el cincuenta por ciento del triunfo. No importó que haya poco repertorio (de hecho hasta jugó en su favor: apenas cinco minutos de bajón en una actuación de hora y diez), sobre todo cuando se despidieron entre globos, gritos de aprobación y bailoteos a lo largo y ancho de la sala, empalmando “Cold War” y “Tightrope”, verdaderos highlights de la velada. Aunque ahí no acabó la cosa, como bis recuperaron su pieza más rock, “Come Alive (War Of The Roses)”. Y con ella, la histeria colectiva, los trucos escénicos, los músicos tirados por el suelo y la audiencia postrada a los pies de una artista que, si no se le va el santo al cielo, debería llegar mucho más lejos.
Larry Brock - I'm sure he's the apple of his mother's eye, and the gem which brigns perfection from his dad. And don't let me leave out the handsome glee from his grand-daddy's glow. But may the GRACE OF GOC rest, rule and abide with him always. FOR GOD IS GOOD ALL THE TIME, AND ALL THE TIME GOD IS GOOD. AMEN.September 12, 2011 6:29 pm