¿Cómo podría tener sentido hablar de una trinchera pop cuando prácticamente todo es pop? Cuando Iván Ferreiro recurre a esta expresión —e incluso la utiliza para bautizar su último disco— probablemente habla más del sentido íntimo, retrospectivo e individual; de la particular forma en la que cada persona se relaciona con la música y con la cultura en general desde una parcela personal. Sin embargo, el pasado 13 de enero la habitación se transformó en palacio y el WiZink Center se convirtió en la trinchera pop de 6.000 personas.
El artista vigués actuó en el punto de encuentro pop de la capital madrileña en el marco del festival Inverfest, que este año celebra su décima edición y estará programando conciertos por la ciudad hasta el próximo 9 de febrero. El de Iván Ferreiro fue la excusa para fechar su por ahora única parada en Madrid en la gira que acompaña su último álbum.
Un disco que, si bien formó el “esqueleto” del “viaje emocional a partir de las canciones” que fue el concierto, también tuvo el apoyo de temas icónicos en la discografía del artista y en la cultura pop. “Turnedo”, “SPNB” o “El Domilón” son ya clásicos que el público de Ferreiro corea en cada show, pero son temas como “Años 80” o “Diecinueve” los que verdaderamente arrancan la euforia de sus seguidores y de cualquier amante de la cultura pop.
Uno de los privilegios de Iván Ferreiro es su compañía sobre el escenario. En su despliegue en el WiZink Center contó con Pablo Novoa a las teclas, Ricky Falkner al bajo, Sergio Martinez en los teclados y programaciones, Xabier Molero a la batería y Emilio Saiz y Amaro Ferreiro a las guitarras. Además, como ya es un clásico en los shows de este recinto, hubo invitados de la misma escena pop que nutrieron un concierto homogéneo y compacto, sin pausas ni bises. Juancho Marqués versionando junto a Ferreiro “El Faro”; _juno —Zahara y Martí Perarnau IV— sumando en “El pensamiento circular”; o el ya clásico “El equilibrio es imposible” junto a Santi Balmes.
Amaro Ferreiro
Todos los estímulos fueron suficientes para que el músico gallego acabara afirmando que posiblemente el del 13 de enero fue “uno de los conciertos más emocionantes” de su vida. Una conmoción que se palpó en el inicio de temas como “Extrema pobreza”, donde los continuos aplausos y coreos del público despistaron al artista, que aludió a la emoción antes de encarar la recta final del concierto.
“Su parte inexplicable se vuelve inevitable”, canta Ferreiro en “Dejar Madrid”; su debilidad por la ciudad no es ningún secreto y anoche el público, acompañando cada tema, reforzó ese apego, consiguiendo que esa trinchera pop, en inicio individual, fuera compartida por una multitud.
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