El Irun Zuzenean 2022 comenzaba este pasado viernes con varias novedades importantes respecto a las ediciones anteriores. Por primera vez se ha apostado por el uso de los dos recintos contiguos en el fabuloso espacio que ofrece Ficoba para este tipo de eventos. Una apuesta de la organización para dinamizar el transcurso del festival sin tener que realizar los ajustes técnicos a contrareloj entre banda y banda. Además, unos limpísimos baños, una zona exterior al aire libre y otra zona interior con mesas, sillas y puesto de comida completaban las magníficas instalaciones del recinto para el evento musical del año en la ciudad fronteriza.
Las baquetas comenzaban a moverse con el grupo Ezpalak, presentando su proyecto y recuperando el estilo “old school” de los años 80 y el rock euskaldun más enérgico. Sin duda fue un comienzo de gran intensidad, que hizo al público entrar enseguida en movimiento. Tras el derroche de energía inicial llegaba Maren, la jovencísima cantante bilbaína por la que está apostando fuerte Get in, y a la que podemos ver en muchos de los eventos a cargo de la promotora donostiarra. Sus canciones nos recuerdan muy claramente el estilo de cantautoras de gran éxito a nivel nacional en los pasados años, tales como Russian Red o Anni B Sweet. Una voz aguda aterciopelada por una cálida guitarra acústica y acompañada de mucha sensibilidad hicieron emocionarse al público, que iba llegando poco a poco.
Los siguientes en subirse al escenario fueron la banda madrileña Jordana B. Con temas atrevidos y de gran reivindicación de género que engancharon al cada vez más numeroso público de Ficoba. Un estilo pop con guitarra, bajo y batería acompañaba a María Solá en este proyecto que empieza a ver la luz tras un verano girando en festivales de renombre cada vez más consolidados como el MUWI. Una actitud muy desinhibida y gamberra tocó techo de forma totalmente inesperada cuando la cantante se levantó el vestido para hacerle un calvo al público, que se quedó perplejo. Y es que Euskadi y en especial Gipuzkoa sigue siendo un lugar frio (como culo de pingüino), en el que cuesta horrores caldear el ambiente. Tampoco calentó del todo bien su voz María, ya que en algún punto del concierto le costaba más de la cuenta llegar a los tonos más agudos. De todos modos, las letras irónicas hicieron sonreir a muchos de los allí presentes haciéndoles pasar un rato agradable y muy divertido.
A las 22:00h comenzó en el escenario principal el que sin duda sería el concierto de la noche. Agasajado entre algodones por una Super Banda, hacía aparición Ivan Ferreiro. El artista gallego comenzó sin dilación tocando sus mejores temas ya que, como indicó en una de las pocas veces que se dirigió al público, no venían a presentar ningún disco en particular. Muy agradecido de la oportunidad de tocar en Irun, quiso remarcar que se iba a dejar la piel desde el principio, y que iba a “cantar más y hablar menos” para aprovechar cada minuto sobre el escenario. Madre mía si lo hizo!! Tras los temas “Acontecimiento”, “Casa”, “Toda la verdad” y “Eme”, se vio a una rodadísima banda que perfeccionaba cada compás como si estuviesen pintando un cuadro, con una complicidad y un rigor en tempos sobresaliente. Y es que una de las ventajas que tiene el Irun Zuzenean por las fechas en las que se celebra, es que muchos de los grandes grupos vienen rodadísimos tras pasar de gira todo el verano, terminando, como en este caso, su gira en Irun, al igual que hizo el pasado año la banda murciana Viva Suecia, también muy relevante en el panorama musical actual.
Con Xavi Mole a la batería y Angel Herranz al bajo, el tempo de los temas se sucedía en una perfecta sincronización. A la par, unas guitarras afiladas como cuchillas por Amaro Ferreiro y Emilio Saiz hacían que la magia despertara en el Pabellón 4. Acompañaban también los músicos Pablo Novoa y Martiño Fernandez, al que es habitual ver en las giras en solitario tanto de Amaro e Ivan como backliner. La traca volvió a prenderse con temas como “Pensamiento Circular”, “El viaje de Chihiro”, “NYC” y “Santadrenalina”, para llegar a “Años 80”, uno de los mayores éxitos de Los Piratas en aquel lejano álbum “Ultrasónica” (2001). Faltaba por llegar algún otro hit de los inicios musicales de Ivan con Los Piratas, bandaza que está tatuada para siempre en los anales de la música Española de finales de los 90. El show continuó con “El Bosson de Higgs”, “SPNB”, “No mires a los ojos de la gente”, “Como conocí a vuestra madre” y “Dormilón”. Tras una breve pausa para recuperar el aliento, el bolazo del día finalizaba con los dos últimos temas: “Trinchera” y “Turnedo”, himno que cantó medio pabellón.
Por último, el dúo aguraindarra Dupla ponía punto y seguido a la primera jornada del festival con un repertorio de versiones y canciones propias modificadas con un ritmo frenético de batería y pregrabados muy electrónicos. Las pausas e interacciones con el público vienen siendo ya una constante en esta nueva onda de música que tanto éxito está teniendo en la escena musical vasca, sobre todo entre los más jóvenes. Las teatralizaciones y guiños a la tradición rural forman parte del show, poniendo en valor y reivindicando la presencia de música moderna en ese tipo de espacios. Dupla sonaba como una mezcla de hip hop, trap, música tradicional y no sabría decir cuántos ingredientes más. Folklore auténtico que sorprendentemente está teniendo una extraordinaria aceptación. Ellos se definen como “una banda de música urbana creada en un entorno rural”. Sin duda un estilo difícil de describir, pero una apuesta ganadora para cerrar la primera tarde-noche en Ficoba, donde los más jóvenes no tenían ninguna prisa por abandonar las instalaciones.
El sábado, la primera cita del Irun Zuzenean fue con Maika Makovski a las 19:00 horas. Presentaban su directo demoledor engalanando el escenario con los colores blanco, azul y rojo que se han convertido en su bandera durante esta gira. Entre el público podíamos ver algún fan con la llamativa camiseta de estos tres colores, especialmente motivado en los primeros temas. Por lo demás, el público se encontraba bastante frío y no hacía justicia a la calidad de la banda y la actitud que derrochó desde el primer momento. Una lástima verse perjudicados de esta manera por el horario, pensé.
La calidad de los músicos de esta banda y su polivalencia como multi instrumentistas forma parte del espectáculo. Rotando todo el rato y cambiando de coristas, percusión, guitarras e incluso de batería. Me gustaría mencionar la especial calidad de pegada y mejora musical en los últimos años de la percusionista Mariana Pérez, compañera de Maika también en el grupo The Mani-las. La vimos también al teclado junto a Sam Bredikhim y Adrián Martínez con quienes intercambiaban batería y guitarra. Daniel Fernández estaba como de costumbre a cargo del bajo. Tras una segunda mitad apoteósica el público comenzó a responder y llegó al éxtasis con su tema “Love You Til I Die”. Su actuación de hace dos años en el Fenomena de la vecina Hondarribia (crónica aquí) dejó muchos seguidores de esta humilde pero extraterrestre banda, que junto con la de Ivan Ferreiro considero las mejores del festival por una gran diferencia, al menos en cuanto a la afinación musical se refiere.
Tras el buen sabor de boca de la primer banda de la tarde, le llegaba el turno al grupo local Malforta compuesto por Javier Muguruza (batería), Ricardo Mendiluze (bajo), Iñigo Gaskue (teclados), Pepelu Garnika (guitarra solista) y Gorka Santalla (guitarra rítmica y voces). El sonido ecléctico y oscuro que caracteriza sus temas podría tener influencias de grupos internacionales como Interpol pese a que las letras están escritas en un perfecto y cuidado castellano, con un mensaje potente y directo que en ocasiones atiende al sentido común en un tono reivindicativo, pero a la vez muy elegante. Comenzaron el setlist con “Un mal día”, para seguir con “Estado Tribal”, “Arde” y “Yonki”. En este segundo escenario, al igual que en el de mayor tamaño del pabellón 4 de Ficoba, hay que felicitar a los técnicos de luces y sonido por el gran trabajo realizado durante las dos jornadas. También con el resto de detalles técnicos.
El repertorio continuó con “La quietud”, “La canción de la amiga”, “La calle del Petril”, “Fiesta” e “Irun”. Desde luego no se puede negar el amor de este grupo por su ciudad, algo que siempre es admirable. Me recuerda una gran frase de otro de los principales grupos en ediciones anteriores que decía en su día: “no se elige donde se nace, pero si pudiéramos volveríamos a hacerlo en el mismo sitio”. Finalmente el concierto terminaba con “La Nueva Normalidad” e “Himno Paternal”, con letras directas que emocionaron al público. Sinceramente pienso que la evolución que ha tenido esta banda en poco tiempo es digna de reconocimiento por el gran trabajo realizado. Premios como tocar en este Irun Zuzenean, en su casa, ante sus amigos y familias, son lo que hace escuela para que junto con el resto de grupazos cada vez haya mejores bandas y mayor cultura y variedad musical en la ciudad, antaño cuna de grandísimos artistas a nivel internacional.
A las 21:00 horas llegaba la explosión del día de mano de Ginebras. El grupo lo componen cuatro jóvenes chicas llamadas Magüi (guitarra y voz), Sandra (guitarra solista y coros), Raquel (bajo) y Juls (batería). Este año han revolucionado el directo festivalero en grandes plazas como el pasado mes de agosto (Plaza del Trigo de Aranda de Duero en la 25 edición del Sonorama). Su directo enérgico, extremadamente bailable y con coros muy pegadizos las hacen caer en gracia allá donde se presentan. En Irun Zuzenean, se ganaron al público con un bálsamo de juventud y un derroche de energía que pocas veces se habían visto antes, haciendo participar en los coros a medio público. El mensaje de sus letras también está muy vinculado a la lucha feminista con letras reivindicativas como las de “Cosas Moradas” o “Chico Pum”. Pese a la actitud irreprochable, hubiera estado bien en pleno terremoto prestar algo más de atención a la afinación. Sin duda les queda toda una carrera musical por delante para seguir formándose y mejorando. En cualquier caso, son un diamante en bruto con un largo recorrido por delante.
En penúltimo lugar y ya a punto de finalizar salió al escenario el conjunto donostiarra Impacto Vudú, con grandes guitarras para defender sus comienzos. Al igual que Ginebras es una formación muy joven, con mucho recorrido por delante. Su reciente fichaje por Subterfuge Records augura éxitos a corto plazo. En Irun realizaron un concierto sincero y humilde, con grandes solos de su guitarrista Thomas Andre Camille Mazel y unas grandes bases rítmicas acompañadas con la profunda voz de su frontman Luis Suárez.
Por último llegó el cierre a cargo de Zahara y su “Puta Rave”. La puesta en escena que la caracteriza con un vestuario transgresor que parece basado en la serie Irma Vep , coreografías con bailarinas y sus letras profundamente inclusivas parecían no inmutar a los espectadores, que en la primera mitad del concierto parecían un poco abrumados por semejante despliegue de música electrónica. No obstante y aunque en las primeras filas se vivía una auténtica fiesta no fue hasta los últimos temas “Hoy la Bestia cena en casa” y “Berlin” cuando el público despertó por completo. El espectáculo visual de luces rojas así como la variedad de sintetizadores y distorsiones dificultaban los sentidos y la percepción de la realidad, produciendo una deseada sensación difícil de describir. Fue en los momentos que Zahara agarró la guitarra cuando mayores aplausos arrancó del público, que pienso no estaba preparado para un concierto tan electrónico pese a que el nombre elegido para esta gira, a priori, no dejaba lugar a dudas.
Haciendo balance del fin de semana, en mi opinión se debe concluir que ésta ha sido la edición en la que se ha dado una mayor consolidación del festival, con una gran respuesta de un público sediento de directo y con un gran promotor detrás como es Get In. La experiencia previa de años anteriores, luchando para no desaparecer del mapa se ha visto recompensada por una respuesta masiva en redes sociales igualmente. Por suerte parece que pasaron los peores tiempos para la cultura y aunque me niego a utilizar el término “pandemia” en una larga temporada, disfruto viendo que otra pandemia, la de los acordes y los pentagramas vuelve a casa para quedarse.
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