Sucede que cualesquiera que sean nuestros sueños, a menudo se activan mediante catalizadores espontáneos y sorprendentemente inesperados. Es decir, que por una serie de circunstancias difícilmente explicables se presentan en nuestra psique sin avisar y la toman por asalto. De manera que se enciende la mecha que provoca una combustión instantánea en nuestros cerebros. El teatro, el cine, la literatura tienen esa capacidad gloriosa de hacernos flotar. Hay un medio aún más espontáneo y directo, que es nada menos que el lenguaje musical y su plasmación tanto en música instrumental como en la que se acompaña de texto, que en ocasiones nos llegan al corazón.
En el otro bando, subirse a un escenario a interpretar un repertorio mayormente propio y sentir el aliento del público debe de ser un impulso que conduce al éxtasis instantáneo. Es verdad que Idoia destaca por su dulce voz, dotada de un timbre exquisito y de un amplio rango de matices. Solo por medio de ella, la conexión es inmediata, pero es que aún hay más: la joven de Aramaio (Araba), ahora residente en Donostia, es compositora de sus propias canciones, letrista en algunas de ellas, y toca la guitarra, además de (sobre todo) el piano.
Hace un par de temporadas, con apenas 18 años, Idoia se traslada a vivir a Donostia para comenzar sus estudios de Pedagogía musical nada menos que en Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco). De esta manera, y dando un salto en el tiempo, el pasado 23 de abril Idoia publicaba su primer disco, el flamante “Ilun eta abar”, que analizaremos más adelante de manera indirecta. Lo extraordinario es que, antes siquiera de publicar el trabajo, actúa nada menos que en el Jazzaldia de Donostia, en el Museo Chillida Leku o en el Donostia Festibala con gran éxito de público.
Con semejante bagaje no es de extrañar el ascenso de tantos peldaños en tan poco tiempo, la gran cantidad de conciertos programados y el éxito de asistencia, que no fue excepción en el concierto que nos ocupa. Un público respetuoso y expectante que, en su silencio, parecía albergar una especial tensión ante el torbellino de sensaciones emanadas desde el escenario. Celebrado en la parte de fuera del mítico café teatro Plateruena (hoy cerrado y pendiente de un apoyo por parte de las instituciones que sería decisivo), fue un acto corto que constó de doce temas y duró una hora y que, sin embargo, aunó una gran cantidad de emociones y sensaciones a flor de piel.
Arrancaron, como en el disco, con “Munstroa”, una delicia en forma de canción y pieza fundamental desde ya en su repertorio. Una historia intensa, descriptiva del irracional miedo nocturno infantil con sorpresa final y una exhibixión vocal indiscutible. Bien es cierto que la pieza fue precedida por una introducción instrumental acompañada por una voz en off bastante sugerente. Siguieron por un tema deconocido por el autor de este texto, que bien pudiera ser un tema nuevo, de los que ya tiene compuestos la solista de Aramaio.
“25.artikulua”, interpretada en la grabación junto a Eñaut Elorrieta, es un tema intenso donde destaca también la letra de María Oses, autora también del primer tema interpretado y de “Aulki jokoa”. Un dúo mágico que, sin embargo, funciona estupendamente en directo con la sola voz de Idoia. “Mundo al revés”, con sus sugerencias de bossa nova y atmósferas caribeñas, es una magnífica sorpresa, cantada en el disco junto a sus hermanas Bea y Nerea. En Durango solo pudo acudir la primera, Bea, quien vive en Londres y no pudo acudir a los primeros conciertos de su hermana. La voz de Bea Asurmendi cautivó a los allí presentes con su inspirada calidez.
Continuó Bea para abordar el “Wish you were here” Pinkfloydiano, de ejecución austera y aura mágica, con las hermanas a dúo e Idoia al piano; un piano que abandonó por primera vez para coger la guitarra y encogernos el alma con “Ojalá” de Silvio Rodríguez. Nos contó que “Aulki jokoa” fue la presentación antes de editar el disco y la primera en componer junto a la poetisa María Osés, autora (como ya hemos señalado) de la letra de esta y las de “Munstroa” y “25.artikulua”. “Aulki jokoa” pasa por ser una de sus piezas más completas y -por añadidura- radiables, por no hablar del entrañable sentido de unas letras destacables por su madurez.
Un canción nueva aún sin grabar nos regaló los oídos a pesar del riesgo que corrió al aventurarse con este tema (¿el segundo de la noche, quizás?) inédito. Pidió un aplauso para todas las mujeres en “Hitzetan”, un tema reivindicativo con aire triunfal y casi festivo que destaca por sus vigorosas voces. Aprovechó para presentar a los músicos con un interludio musical de esos que no quieres que nunca se acabe. Así, de los músicos participantes en la grabación conserva al bajo y contrabajo Joanes Ederra, con quien comparten tablas el guitarrista Ander Ederra, el batería bilbaino Ander Alonso y el asturiano Nacho Soto (Hammond y sisntetizadores). Fue ésta la canción que más contó con la participación del público, quien acompañó dando palmas casi desde el principio.
Idoia ha lucido durante bastante tiempo una pegatina de los Beatles en su guitarra. Ahora que lo ha quitado han empezado las preguntas interesándose por el cambio, de modo que nos obsequió con un “Eleabor Rigby” pausado y sin las intensas orquestaciones de la original, en algunas partes reconocible tan solo por su melodía. Buen punto. Se apagan las luces y nos dejan con ganas de más con su retirada.
Llegan los bises, y sube la protagonista para marcarse ella sola al piano “Lo kanta”, una evocadora nana dedicada al mar, desnuda y onírica, impecable en su concepción. Sube la banda al completo y se despiden, como no podría ser de otra forma, con “Viejo refranero”, un tema grandilocuente y destinado a cerrar los set list durante mucho tiempo, que sin embargo peca de cierta falta de originalidad que sí poseen el resto de cortes del disco. La despedida fue, en todo caso, más que exitosa.
Con una puesta en escena sobria y distinguida, acompañada de luces cálidas a medida que caía la noche; una banda eficiente, cualificada y todoterreno; composiciones eficaces y una cantante y pianista dotada a pesar de tener 20 años; con todo esto, el lector se puede hacer una idea de como fue el concierto y como se presentan las expectativas de futuro. Tiene la suerte de poder seguir en tiempo real la carrera de una artista desde sus primeros pasos e incluso hacerse partícipe de todo ello con su apoyo. Sí que habría que resaltar la diversificación y la aparente falta de definición del conjunto de las composiciones; acaso es verdad que todavía no está claro el rumbo que tomará en el futuro, mas no lo es menos que quizás eso mismo sea lo más excitante. Solo esperamos que los cantos de sirena del mainstream no se la lleven demasiado lejos, algo que sería legítimo y estimulante y que (es cierto) no debería en principio influir en la calidad de su música. Hoy volvemos a casa encantados y con ganas de más conciertos. Esta misma formación con un repertorio similar al de esa noche podría sonar a las mil maravillas en un teatro o una sala.
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