Sí, aunque parezca increíble, hay vida más allá del postureo indie y los festivales de costa, y el Huercasa Country Festival es un sólido ejemplo. Con una puesta a punto mejorada con respecto al año pasado (el sonido estuvo más que correcto y la distribución del recinto mucho mejor planificada), su tercera edición comenzaba haciendo alarde de modestia y sencillez pero, a la vez, de buen gusto.
Viernes 8
Con Jeff Espinosa a la cabeza, como ya lo hicieran el año pasado, comenzaron la jornada los HCF All-Stars Band que calentaron motores con versiones de Johnny Cash, Mavis Staples, John Denver, Ricky y Willie Nelson, etc. Terminaron su paso a golpe de "Take it Easy" de The Eagles, en la que contaron con la ayuda de Manolo Fernández (Toma Uno de Radio 3) director artístico del festival y presentador del mismo.
A continuación, salió a escena un esperado Ryan Binghman en formato trío con tan solo guitarra eléctrica, acústica y violín. Ni rastro de batería y bajo que tan contundentes fueron en su anterior concierto de hace unos meses en Madrid aunque, pronto, los asistentes al talento inagotable del de Nuevo México se dieron cuenta de que ni falta le hacía un solo artificio más a unas canciones plagadas de sentimiento y rotundidad. Sonó un repertorio distinto y bien elegido que fue desde una versión de "Around and Around" de The Rolling Stones hasta su particular solo de punteo de Albéniz, que terminó convirtiendo en ranchera, robando algún que otro “olé” de los asistentes. Destacaron, además de su emocionante voz ronca, "Tell my Mother I Miss Her So" o un impoluto blues que cerró el concierto sin que echáramos de menos nada. Ni siquiera la ausencia de la oscarizada "Nobody Knows About My Troubles". Por su parte The Turnpike Troubadors cerraron la noche con su único concierto en España, que supuso la traca final para los amantes del híbrido más rock con el género country y que destacaron por su energía y excelente sonido, especialmente con "Left my Heart in Tulsa" o "Long Hot Summer Day". Especial protagonismo del pedal steel y un violín que hicieron no parar al público.
Sábado 9
Subía a escena la canadiense Whitney Rose que, en general, pasó bastante desapercibida aunque tuvo momentos álgidos como la versión de "Be my Baby" de The Ronettes y que por momentos brilló con temas como "Little Piece of You", "My First Rodeo" o "Heartbreaker of the Year".
La segunda actuación de la noche nos trajo a Sam Outlaw y su último trabajo, Angelano (2016), que se alzó como el máximo representante del estilo country más puro de la Costa Oeste. El californiano, en perfecto tándem con Molly Parden a las voces, hizo sonar "Ghost Town", "Jesus Takes The Weel" o la misma "Angelano", que cerró una actuación en la que fue una grata sorpresa verle acompañado por un representante patrio a la guitarra eléctrica, Pablo Pérez. (Lisa and The Lips, The Bellrays).
Cerrando la edición, unos esperados The Mavericks (en la foto) que sorprendieron con un estilo entre verbenero y ska poco acorde con el sonido de raíz americana del espíritu del festival. Hubo algún tema digno de mención como "Harvest Moon", con especial importancia al acordeón y el contrabajo; o "Dance the Night Away", pero, en general, se echó de menos más presencia de guitarras y un volumen más regular de todos los instrumentos (contamos diez) Eso sí, alardearon de carisma con los bises: "Guantanamera" y un "Twist And Shout" que más parecía "La Bamba". Y, en su favor, diremos que fue un gran detalle invitar al resto de artistas de la noche al escenario a cantar y bailar con ellos "All you ever do is bring me down", una de las grandes triunfadoras de su repertorio.
Fue un bonito broche a un festival cada año mejor organizado y con mayor empaque musical, demostrando que en el mundo musical, en esto de las grandes citas veraniegas, se pueden hacer las cosas de otra manera.
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