Hola A Todo El Mundo, en un universo paralelo.

En contraste con el tiempo gris y lluvioso que había en el exterior, dentro del céntrico Music Hall de Barcelona han lucido los colores y el optimismo del grupo madrileño Hola A Todo El Mundo. Si partimos de que su nombre en sí ya es una clarísima declaración de intenciones, el resto viene rodado; efectivamente con su sonido a caballo entre en folk, el rock y el pop resultan ser una auténtica inyección de sensaciones positivas.

El concierto empieza con una sala que, si bien no está abarrotada, parece casi llena (quizás algo más de las tres cuartas partes del aforo total), con un público que al inicio está aparentemente más frío de lo que uno podría esperar. Sin embargo esta sensación desaparece rápidamente y tras las dos primeras ya empiezan a sonar algunas palmas y se empiezan a dejar ver los primeros bailoteos con “Your Current Road”. En la quinta, “Hatem Prayer Team”, las castañuelas ya se entremezclan en plena sintonía con las palmas del público. A partir de aquí el concierto sólo hace que ir subiendo en intensidad.
Violín, flautas, castañuelas, panderetas, banjo, guitarras, bajo, batería, teclados, coros y un público entregadísimo inundan una sala que por momentos retumba como si fuera a hundirse; los madrileños suenan potentes cuando hace falta y sin embargo saben levantar el pie del acelerador cuando entonan delicadamente los momentos que así lo requieren.
Repasan prácticamente la totalidad de los dos álbumes que tienen editados, dejando para la parte final del concierto los temas más nuevos y se reservan también para esta última parte un auténtico temazo de su álbum debut, “A Movement Between These Two”, momento en que el público estalla definitivamente y el concierto pasa a convertirse ya en una auténtica fiesta, en la capital mundial del buenrollismo. Allí dentro uno parece estar viviendo en directo el anuncio de la cola de turno, uno de esos spots en que la alegría y el optimismo lo absorbe absolutamente todo y en dónde no hay lugar para nada malo.
Transcurrido algo más de hora y cuarto de concierto ponen el broche final con una de sus más recientes, “Maestra alegría”. Han sido quince canciones para flotar en el universo particular, lleno de matices, creado por el quinteto madrileño… pura fantasía. Sin embargo tan sólo ha sido un espejismo, la realidad es otra y en la calle sigue lloviendo.