Día de perros en Madrid. Lluvia, ambiente gris y frío del que se te incrusta en los huesos: la atmósfera idónea para presenciar el intimismo callejero y eléctrico de Hoke con el “Tres Creus Tour”, que aterrizó con su penúltima fecha en el Palacio de Vistalegre en Madrid. En los alrededores del recinto chavales bebiendo las ya archiconocidas yonkilatas de cerveza y expulsando humo del que huele. Algunos iban encapuchados hasta arriba con North Face, otros con abrigos Ralph Lauren y algunos con cortavientos más humildes pero igual de efectivos, algún loco -o valiente- hasta iba en manga corta, quizá consecuencia de haberse pasado de rosca con el alcohol o con sabe Dios qué. El caso es que después tocar durante su primera gira y esta en salas más pequeñas -y llenarlas- el artista valenciano dio un paso más en su trayectoria cumpliendo un hito personal al poblar el recinto en su versión mediana para conciertos. Aún no se tienen cifras oficiales, y en estos casos es difícil aventurarse, pero aproximadamente unas 5.000 personas se dieron cita para disfrutar de uno de los artistas con más estatus ahora mismo dentro del rap, y que agitó de sobremanera la coctelera creativa del género allá en 2022 con el lanzamiento de su primer LP titulado “BBO”.
Hoke salió al escenario todo de negro y también encapuchado, vistiendo una chaqueta Arc'teryx que luego sustituiría por otra negra de Prada, abierta que dejaba ver una camiseta básica blanca. En el escenario estaban plantadas tres grandes cruces de diferentes formas, que permanecerán ahí durante todo el show a modo de acompañamiento ritual. Y sin muchos preámbulos arrancó con la introducción de su verso en ‘Dálmatas': “Del escáner de Manises al de Joaquín Sorolla / con un par de bolas grises / y hachís en la polla”. El público se encendió como fuego y gasolina y las tres pantallas gigantes que había, una a cada lado, así como otra detrás del escenario también lo hicieron. En un momento, una pantalla mostró la mirilla de un francotirador que apuntaba a la cabeza de Hoke, en un guiño perfectamente ejecutado e hilado en referencia al inicio de la canción “Sé que tengo en la nunca un puntero láser / de algún hijo de puta que ha visto en mí dinero fácil”. Continuó con “Aimbot”, canción que abre el disco y siguió con la industrial de aroma a “Yeezus” titulada “Telekinesis”, para cambiar de tercio después tocando “TT” , de su aclamado “BBO”, que deja sentencias tan buenas como “tú llevas la cadena fuera por el centro y dentro por las afueras / yo trato de no ser nadie / es la única manera”.
Con una cámara fija la performance del artista valenciano se retrata en primer plano en las dos pantallas laterales, a veces incluso también en la ancha pantalla frontal a través una steady-cam manejada por un operador que en ocasiones subía al escenario. Está claro que la profesionalización de su show ha subido,el despliegue de medios era notable aunque también, hablándolo con otros asistentes, el despliegue del sonido se podría haber mejorado. Hubo momentos donde no se escuchaba todo lo bien que podría haber sido y en algunas ocasiones el sonido no era bien envolvente del todo.
La carrera de Hoke ha ido como un cohete en un corto espacio de tiempo, quizás por eso no ha dado tiempo a engrasar un show perfecto. Con todo el margen de mejora que tiene y lo que está llamado a ser, todo se irá puliendo. Cuestión de tiempo y paciencia.
Siguiendo con el concierto, después de interpretar “Five O” y anunciar que el disco por el que se está celebrando esta gira ha alcanzado los 30 millones de reproducciones, salió a la palestra “Masa Madre”, para luego continuar con uno de los momentos de máxima ebullición: Ébano y Ergo Pro salieron a cantar “M.A.N”, y a hacer las delicias de los allí presentes con un himno enérgico dedicado al círculo cerrado de amistad, rapeado con la impetuosidad de Ergo Pro y el carisma angustioso-electrizante de Ébano, mientras la pantalla de detrás mostraba imágenes de grupos de personas agarrados como en una melé. “Man, esto es por la fam, esto es por la mob”.En un momento del concierto, Ergo Pro cogió el micro al grito de Palestina Libre, secundado por el público.
Ergo Pro e Ill Pekeño también aparecerán más tarde en “Desamparados” y “Calle Cortada”, donde Hoke tiene uno de los versos más sonados en 2021, que lo catapultaría a instancias mayores. Ébano volvió a escoltar a Hoke para el palo “Olympique” y para la oscuramente desafiante “Chorbo real”. Hablando de familia y amor tampoco quiso perder la oportunidad de brindárselo a A.Dense, el productor arquitecto sonoro de ‘Tres Creus’ y que lo lleva acompañando en esta gira y en las anteriores. Mano derecha. Toteking -que la semana pasada cerró el telón de su carrera con su último concierto en sala- hizo una excepción, sarna con gusto no pica, y quiso estar con su ametralladora vocal disparando en “Oversize” y “Chevy Red”, ambas colaboraciones del sevillano.
Otra sevillana, Juicy Bae, también acudió aportando picante sensual con el rapeo de “Bitch”, lanzada hace escasas semanas, y que por lo que se ve tiene encandilado a todo el público madrileño. Con Elio Toffana y “Nadie Vivo”, de su álbum “Shock wave” (2022), se cerró la nómina de colaboraciones. Muchos fantaseaban con que Morad entrase para “Nos Creíamos Kies”, lo mismo con Quevedo y “ABC”, pero esas brevas, de momento, no han caído. Durante el transcurso del concierto los visuales mostraban a veces a toda velocidad cruces de todos los estilos y formas, y otras en formato 3D que iban girándose sobre sí mismas, dando lugar a cruces doradas con insertados de rubíes, zafiros y diamantes. Otro visual que también destacó fue el de unos haces y puntos de luces que fueron uniéndose hasta formar un pájaro luminoso cuando interpretó “Santo”.
Pero sin ningún tipo de dudas, el momento más íntimo que logró poner en comunión a todo el recinto con el artista fue cuando llegó la hora de interpretar ‘Moondial’, una de sus canciones más entrañables, el dolor ahí presente es una pequeña fuga en el cerebro que va cayendo silenciosamente. Después de un pequeño parón de unos segundos, una cabina apareció en el escenario. El mismo tipo de cabina telefónica donde grabó el vídeo de la canción en 2019. Quién le iba a decir a Hoke que, mientras escribía esa letra hace muchos años ahogado en la paranoia y grabando el vídeo de madrugada en una antigua cabina telefónica situada en una calle donde no pasaba un alma, seis años después cantaría la misma canción dentro de la cabina pero esta vez en El Palacio de Vistalegre: “Da igual dónde mires / el tiempo despacio te mata / En un Rolex de oro / o en un Casio de plata / Dejábamos paz entre cambios de etapas / Buscábamos más, no nos salió en el mapa”.
Con la cadena de BBO por fuera empedrada de oro 18K y multitud de brillantes, Hoke cerró uno de los conciertos más importantes de su carrera hasta la fecha con la canción homónima que finaliza el álbum “Tres Creus”, despidiéndose… “Somos presos / hacemos formas con nubes / Besos, nos vemos en las zonas comunes”. El próximo concierto con el que finalizará esta gira será el próximo día cinco de abril en su tierra, concretamente en La Plaza de Toros de Valencia, donde por primera vez ya se han desplegado tres grandes lonas anunciando el evento, lo que hace indicar que el cierre en su ciudad será algo más que especial, único.
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