Hermano

Entre la duda y la esperanza nos debatíamos horas antes del concierto de Hermano en Barcelona. Las sospechas eran derivadas por el cambio de su último disco, más enrevesado y trabajado, más en una onda Queens Of The Stone Age, y no sabíamos como iba a funcionar en directo. La propuesta directa y rocosa había calado hondo, y no podíamos adivinar como iban a gestionar esta nueva odisea musical. Los últimos problemas de índole personal de John Garcia, con una infortunada separación de por medio, también ponían un interrogante sobre el tapete. Pero al final, todo eso se desvaneció, y Hermano salieron airosos de la noche. Aunque los primeros compases fueron dubitativos, con una banda muy fría, un John Garcia demasiado estático y cantando a medio gas, fue a partir del tercer o cuarto tema que la maquinaria empezó a funcionar, la banda se calentó, y sobre todo el guitarra principal, un crecido David Angstrom, fue cogiendo cuerpo. John empezó a gesticular, a moverse con más vigor, sintiéndose más cómodo en escena, y eso se notó en la ejecución de las canciones. Con un repertorio más extenso y generoso, salieron por la puerta grande tras hora y cuarto de un rock fibroso que no varió mucho de lo que fueron sus anteriores visitas. Incógnita resuelta.