Aura y encanto

Tras publicar hace dos temporadas el magnífico “Far In” (4AD, 23) y mientras llega el próximo mes de febrero una continuación que llevará por título “Phasor” (4AD, 24), Roberto Carlos Lange –aka Helado Negro– está aprovechando el tiempo para ofertar una nueva gira por nuestro país. La obligada parada madrileña se fijaba en la sala MON Live dentro del ciclo ‘Momentos Alhambra’, en una cita a la que el norteamericano de origen ecuatoriano acudió en formato de trío, acompañado de bajista y batería con los que dar cuerpo a esas canciones tan delicadas como penetrantes, algo vaporosas y seductoras.

A pesar de un sonido mejorable, Lange fue capaz de firmar uno de esos conciertos dotados con encanto específico, en el que su propia aura es capaz de lograr la conquista. Helado Negro no presume de una imagen especialmente impactante y es, justo al contacto chocante de esa aparente normalidad con su chispeante talento compositivo, donde prende la magia. Porque, en la práctica y sobre el escenario, el vocalista despierta un tipo de carisma poco común, motivado por su contagiosa sonrisa, sus bailes comedidos y, por supuesto, un conjunto de piezas encantadoras, levantadas sobre delicados mimbres de funky, synth-pop, electrónica, indie-pop o soul. Es, desde luego, consecuencia directa del efecto sanador que desprenden canciones tan insinuantes como “Purple Tones”, “Running”, el reciente single “LFO (Lupe Finds Oliveros)”, “Gemini And Leo”, “Agosto”, “Outside The Outside” o “País nublado”.

El de Florida es poseedor de un talento tan acuciado como personal que, a su paso por la antigua Sala Penélope, resultó tan palpable que casi se pudo tocar. Poco más de setenta minutos de actuación refrendaron que el músico maneja a antojo propio ese talante suyo valioso y difícil de definir que, en cualquier caso, lo torna diferente.  Helado Negro confirmó, sin espacio para la duda, que es un artista magnífico, del tipo concreto de aquellos que cuentan con muchísimo rollo intrínseco. Una cualidad que no es fácil saber de dónde viene o cuáles son sus argumentos definitorios, pero que, en cualquier caso, son santo y seña del artista.