Ayer noche no fui a un concierto, me engulló un huracán, una furia sonora que densa como la brea me agarró las tripas, me descompuso en un paisaje onírico pintado por la guitarra de Manuel Cabezalí, arrolladora y marcial… Tembló el Aguere, llena la sala de humo, de gente ansiosa de la virulencia del sonido de Havalina, de los ecos de sus largos “Imperfección” y “Las Hojas Secas”. Arrancaron enlazando temas que sonaron ya como himnos, jaleados por un gentío que cerraba los ojos, traspasados, heridos del paisaje sónico de los madrileños. Era el día de verse azotado por la máquina rítmica, por una banda con mayúsculas, golpeando los tímpanos con una batería que martilleaba quizá en exceso, demasiado intensa. Mezcló la guitarra esos sonidos metálicos con graves profundos, haciendo chillar los dos amplificadores a los pies de un tipo con chaleco, con apariencia de botones pero una sonrisa del pícaro, disfrutando de pasar un rato encima de un escenario y poder reventar el aire con una guitarra demoledora.
No gastaron tiempo en hablar con el público, ni en apoyarse en temas más en clave de tiempo medio, sino que fueron siempre a ese ir más allá, manteniendo una línea muy alta en intensidad en todo el concierto. Recordaremos para toda la vida la magia de “Desinspiración”, clausura épica en una noche con ambiente abrasador, ahogados todos en el humo y en la marea que golpeaba desde las tablas. Me tiemblan estas manos que escriben, laten mis venas y mi sangre fluye sólo con los sonidos mercuriales de Cabezalí y los suyos, pasaré mi noche hasta el amanecer recordando, recordando un concierto rotundo, literal y autoritario como un martillo.
Qué grande Luis!!!
Y qué grande Havalina, claro!!!!!!
Demasiado largo el concierto.
¿Demasiado largo? Has pensado quizá que empezó a las 23 y que se adelantó la hora a la 1?
Como te puedes quejar por largo? xDDDD, si te aburres o estás cansado pues te piras.