Había ganas de volver a ver en directo a las dos bandas que se daban cita la fría noche del viernes en la sala Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz, ambas en plena gira de presentación de sus últimos trabajos y que formaban una dupla más que atractiva para los seguidores de los sonidos metálicos.
Arrancaban en primer lugar Cobra (foto inferior), el supercombo formado por miembros de Berri Txarrak, Kokein y Dinero entre otras bandas, que ha vuelto a la palestra con su tercer largo “Riffyard”, como es habitual en su ya larga trayectoria (diez años ya desde su formación) encontrando un hueco tras dejar a un lado provisionalmente sus obligaciones con las otras formaciones. Como ellos afirman, esta forma de trabajo les funciona muy bien, la incógnita es saber a que cotas llegarían si el proyecto fuera su prioridad ya que en cada disco que publican y cada concierto que ofrecen el adjetivo de “notable” se queda muy corto. Abrían con los tres pelotazos que inauguran su último trabajo, siendo “Skull & Bones” y “'70 challenger” dos de los nuevos temas que más mantienen esa esencia stoner y hard rockera que les caracteriza desde sus inicios. Con el cuarteto bizkaitarra no hay momentos para la tranquilidad, sus directos son pura energía y contundencia, con un Lete colosal al micro y el trío instrumental funcionando como una perfecta máquina engrasada de rock duro. No tardaron en llegar los primeros temas de su debut como “Randolph Aviator” con su incomparable riff, el salvaje “Ground zero” o el épico “Miyagi”. La banda no se dejó ninguno de sus grandes pelotazos y sonaron, con la habitual fuerza y energía que desprende, los enérgicos “Ground zero” y “Rebel scum” de su segundo largo “Thriller”. Su último LP tuvo buena parte del protagonismo del set con temas como “The new rebels”, “Come on now” y “Rosebud” que muestran el lado más metálico de la banda hasta la fecha. Y la despedida no podía llegar sin dos de sus grandes temas, la locomotora sónica de “General Lee” y su gran himno “Life is too short to drive slowly”. Sin duda una suerte de banda con un directo adictivo que se mueve extraordinariamente en su especial cóctel de estilos que van desde el hard rock de los 70 al metal de los 90.
Los madrileños Hamlet (foto encabezado e inferior) son siempre una apuesta segura. Han sabido aplicar su sello personal al metal y estilos coetáneos desde principios de los 90, y a pesar de que siguen pasando los años, sus discos y directos no defraudan. En Gasteiz ofrecieron un recorrido por buena parte de sus trabajos, con algunos de los temas inolvidables de su discografía, y por supuesto, sin olvidar “La ira”, el undécimo y último trabajo del quinteto. De dicho trabajo pudimos degustar sus cuatro primeros temas, desde el hardcoreta “Lamento” a “Mi religión” con su imponente ritmo. “Limítate”, tema que abre su álbum homónimo, fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a un concierto que fue poco a poco calentando al público hasta una segunda mitad en la que ya estaba completamente entregado. Entre otros temas, no faltaron “Egoismo”, “Deja vú” u otros como “Muérdesela”, “Tu medicina” y “Dementes cobardes” del celebrado “Insomnio”. Con un “wall of death” de por medio, fue llegando el final del concierto. Molly, sin parar un segundo sobre el escenario (en ocasiones con un exceso de pose para mis gusto), y Luis Tárraga dando brincos a la guitarra, mostraron el buen momento en que se encuentra la banda, con una actitud y fuerza como si estuvieran en el momento álgido de su carrera. El bis arrancó con “Imaginé” y, como no, la velada se cerró con las inolvidables “Irracional” y “J.F.”, en un gran final que dejo un buen sabor de boca a los asistentes.
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