Triunfo por aplastamiento
ConciertosGuns N' Roses

Triunfo por aplastamiento

8 / 10
Sergio Ariza — 12-06-2023
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 09 junio, 2023
Sala — Civitas Metropolitano, Madrid
Fotografía — Xavier Torrent (cedidas por la organización)

El concierto del viernes de los Guns N' Roses tenía un punto especial para mí, porque el primer gran concierto en un estadio de mi vida tuvo a los mismos protagonistas pero 30 años antes, en la misma ciudad, en el campo del mismo equipo pero en un estadio ya derruido.

El caso es que a mis 15 años aquel concierto de los Guns N' Roses en el Calderón me marcó mucho, los pogos, la marea de gente, los cabreos y los éxtasis, los cambios de humor de un público que un momento quería matar a la banda por aparecer con mucho retraso en el escenario y al siguiente momento estaba botando al unísono con "It's So Easy" la canción de inicio.

Curiosamente, 30 años después, han decidido empezar con la misma canción pero han cambiado muchas cosas, lo que en aquel momento parecía peligroso, ahora me sonaba pelín domesticado, y no solo porque Slash tenga unos kilos de más y Axl parezca el muñeco del Museo de cera de Madrid de Axl Rose, sino también por un público tirando a veterano, pero también con gente joven, que estaba más pendiente de grabar las canciones, subirlas al Instagram y hacerse un ‘selfie’ con Axl, Slash y Duff detrás que de dejarse llevar y disfrutar plenamente del concierto.

El volumen bajo tampoco ayudaba, y eso que de segunda canción sonó una de loe mejores temas de los dos "Use Your Illusion", "Bad Obsession". La cosa me empezó a preocupar cuando sonó "Welcome To The Jungle", mi canción favorita de la banda, y no se desató el apocalipsis en el Metropolitano. Estaba en las primeras filas y la marabunta no llegaba, ¿me estaban traicionando los recuerdos?. Puede ser, pero pocos corean "Pretty Tied Up" o "Reckless Life" y aquello sigue sin sonar al volumen adecuado para un concierto de este tipo (que siempre debe ser al borde de que te sangren los oídos).

Consiguen levantar al público con su versión del clásico de McCartney "Live And Let Die", que como el "Knockin' On Heavens Door" de Dylan, se han apropiado sin escrúpulos. Pero a mí me empiezan a interesar más cuando se cantan una versión del "Wichita Lineman" de Glen Campbell con un Axl bastante potable en la voz.

Y es que tenía bastante miedo de que su aspecto no fuera lo único que se hubiera deteriorado en estas décadas, pero ha sacado una voz que pensaba que ya no tenía después de haber visto varias actuaciones de la gira online. Evidentemente no la tiene como en el 93, pero lo da todo con ella.

"You Could Be Mine" suena bastante resultona pero es "Estranged" la que marca el momento en el que me voy metiendo más en el concierto, con un Slash pletórico (de las 3 horas y media del concierto ha debido pasarse hora y media haciendo solos) y una buena aportación de Dizzy Reed al piano. En los tiempos medios y más calmados Axl puede respirar mejor que con las canciones más vertiginosas, en "Rocket Queen" y "Anything Goes" se le ve al límite pero sale del paso, aunque es evidente que las canciones de la obra maestra del grupo, "Appetite For Destruction", son las que más le cuestan, aun así, se lo tocan casi entero, ocho canciones.

Duff también tiene su momento de gloria cantando, bastante bien por cierto, el "T.V. Eye" de los Stooges, siempre fue el más punk rock de la banda y su pegatina de "L.A.M.F." (Like A Mother Fucker) lo certifica. Dios, o el Diablo, tengan en su gloria a Johnny Thunders.

Definitivamente me tienen ganado, esta gente lo está dando todo, da igual que haya canciones con las que no conecte, como "This I Love" del irregular "Chinese Democracy", la banda se está dejando la piel en el escenario y está decidida a tocarse hasta la última pieza de su repertorio, hasta cuatro canciones nuevas debutan en Madrid, en un Metropolitano que ya es completamente suyo.

"Civil War" suena convincente sobre unas imágenes que parecen sacadas de "Terminator" con banderas ucranianas, la guitarra de Slash echa fuego y cuando comienza el riff de "Sweet Child O' Mine" aquello se viene abajo. Sí, siguen estando los Instagramers e influencers, pero también el viejo heavy que ondea lo que queda de melena y la chica que estaba enamorada de Axl en el instituto y terminó metida en la heroína, y ellos sí que no necesitan una pantalla o un 'like' para saber que se están emocionando de verdad.

A todos se les cae la lagrimita con "November Rain", con el solo de Slash coreado como si fuera parte de la melodía, pero la banda no tiene prisa por abandonar el escenario. Muchos comienzan a mirar el reloj ¿A qué hora cerraba el metro los sábados? Los Guns N' Roses, que habían comenzado casi como una banda tributo de sí mismos a las 21:30, se han convertido en gigantes a las 0:30 y el "Knock, Knock, Knockin' On Heavens Door" del público se oye hasta en Vicálvaro y Coslada.

Llevan más de tres horas encima del escenario y siguen, como los conejitos de Duracell. "Nightrain" ya me suena a la altura de "Appetite" y eso es que me tienen ganado definitivamente. Se marchan pero todos sabemos que faltan los bises, aunque algunos insensatos abandonan cual Lot intentando no mirar atrás sabiendo que se van a convertir en estatua de sal o, peor aún, que van a perderse algo grande.

Lo hacen, en menos de un minuto Slash, Duff y el otro guitarrista, Richard Fortus, están de vuelta para tocarse una versión instrumental y acústica del "People Get Ready" de Curtis Mayfield y los Impressions. Suele ser el paso previo a "Patience" pero hoy estamos en un día especial y Axl decide que hay que tocar "Yesterdays" por primera vez en esta gira. Acierto absoluto.

Luego sí, comienza la canción fundamental de "Lies", un "Patience" que hace que los padres que han llevado a sus hijos e hijas (que han sido unos cuantos) se abracen con ellos y se pongan a tararearla juntos. Tiene su lógica estos tipos pertenecen a una raza en absoluta vía de extinción, la estrella de rock. Es casi como "Parque Jurásico" hecho realidad, "mira hijo, los dinosaurios han vuelto".

Entonces comienza "Paradise City" y el circo del rock & roll se hace realidad otra vez, ahí están los poderosos T. Rex rugiendo de nuevo entre nosotros. Da igual que la letra sea una tontería, da incluso igual que el sonido (sobre todo en la grada) sea regular a lo sumo, da igual todo, solo hay que cerrar los ojos y sentirlo, dejarse llevar, corear una canción como si la vida te fuera en ello con otras miles de gargantas, dejarte elevar por una banda de rock, algo supuestamente anacrónico, que ha terminado ganando por insistencia y aplastamiento.

 

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