En todos los espectáculos ideados por Albert Pla existe el nexo del exceso y “Guerra”, lejos de ser una excepción, es el más excesivo y ambicioso montaje que ha perpetrado el catalán sobre un escenario. Una puesta en escena que empieza con un Albert Pla ejerciendo de soldadito al más puro estilo Gila, despertando las carcajadas del respetable haciendo uso del absurdo lenguaje de los códigos militares, y que acaba con una ensalada de tiros al más puro estilo Peckinpah, mientras Raül Fernandez maltrata las cuerdas de su guitarra sobre un infernal pre-grabado de música industrial, amenizado por un simpático tenedor rascando sobre un plato que provoca, a mala hostia, la dentera entre un respetable que sale algo dividido ante lo que acaba de presenciar.
El espectáculo quiere ser una reflexión sobre la actuación de los ejércitos amparados por la bandera de la paz y la libertad y, desde luego, lo consigue. Otra cosa es que el mensaje no esté exento de cierta obviedad. Todos tenemos claros que la cosas de la geopolítica, en el fondo, son mucho más complicadas como para resumirlo de forma tan maniquea y en ocasiones da la impresión que el mensaje está más al servicio del lucimiento de los artistas que estos al servicio del mensaje. Sin embargo, el montaje tiene un gran acierto, y es todo lo relativo al excepcional diseño audiovisual obra del colectivo nueveojos, que acaba acaparando el verdadero protagonismo de la obra. Todo lo contrario sucede con lo que de teatro musical tiene este “Guerra”, con unas canciones algo endebles en las que Fermín Muguruza no acaba de coger el tono agresivo que se le presupone a su rap, más allá de que verlo ejercer el karaoke, sin una banda detrás que lo respalde, lo deja bastante huérfano sobre el escenario. En cuanto a los temas que entona Pla, más de lo mismo. Le ha cogido el tono a esa nana susurrada que tan bien sabe calzar e interpretar, siendo de largo el que mejor sale del envite interpretativo, gracias a las tablas ya logradas y a esa naturalidad innata de forjarse un personaje que trasciende y se convierte en un icono en sí mismo. Puro Pla.
Acérquense por tanto a ver “Guerra” si los vientos de cambio que azotan la península permiten el estreno, y disfruten de los aciertos. Hay fallos que se irán atemperando con el tiempo -Muguruza le irá cogiendo más el pulso a su personaje- aunque otros perdurarán porque están en el tuétano de lo mostrado.
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