Recibir a una figura como Gruff Rhys, imprescindible dentro de la historia del pop británico de las últimas décadas, en un local íntimo con aforo para un centenar de personas es un lujo obligado a resultar histórico. El vocalista de Super Furry Animals presentaba en plenitud de condiciones su último y deslumbrante álbum en solitario “Hotel Shampoo” (Turnstile, 11), tras ejercer como artista invitado de los escoceses Mogwai el pasado mes de Octubre. Los madrileños Nine Stories fueron quienes en esta ocasión desempeñaron el papel de teloneros, encabezados por el ex-Seine Nacho Ruiz y firmando un concierto elegante y convincente en el que presentaron con gusto nuevas composiciones y canciones incluidas en su disco homónimo de 2010. Con el aforo de la sala luciendo ya al completo, el risueño Gruff Rhys apareció dispuesto a compartir su alucinada visión de la música con una perspectiva que alcanza más allá de lo que la mayoría podemos si quiera llegar a imaginar. En realidad el galés no es un artesano del pop, ya que lo suyo resulta más cercano al empeño de un alquimista enfrascado en la continua búsqueda de la pócima extraordinaria que aúne en la marmita diversos ingredientes, con estrambóticas mixturas de asombrosos resultados en forma de desarrollos sobre el escenario. Un arsenal de juguetes, artilugios, loops e inhabitual instrumental colorean las formas sonoras que acompañan a la maravillosa voz y guitarra del artista en canciones como “Candylion”, “The Court Of King Arthur”, “Rubble Rubble”, “Sensations In The Dark”, “Shark Ridden Waters”, “Lonesome Words”, “Take A Sentence”, “Gyrru Gyrru Gyrru” o una “Con Cariño” sugerida por la audiencia. El frontman disfruta retozando con un imaginativo conjunto de piezas poliédricas que no pretenden encajar a la perfección, ya que albergan su preciosista sentido en el relativo caos propiciado por una creatividad alucinógena de compartidas sensaciones con el oyente. El surrealismo hecho arte por un tipo extremadamente peculiar e interesante, que conquistó al público con simpatía innata y encantadoras excentricidades a lo largo de una velada alargada hasta las casi dos horas de duración por intensa petición popular. Concierto sencillamente inolvidable por carisma, implicación, canciones, diversión, originalidad y, sobre todo, toneladas de magia y fantasía de otros mundos.
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