Necesitaríamos todas las páginas de esta publicación para poder expresar la indignación que sentimos muchas de las personas que nos congregamos en esta segunda edición del Global Tendencies. Y más si tenemos en cuenta que gran parte de la gente provenía de lugares muy lejanos. Es una vergüenza que alguien haya hecho más de quinientos kilómetros y pague por lo menos cinco mil pesetas para disfrutar de un festival tan sugerente como el presentado en la publicidad -algo inédito en tierras vascas-, y tenga que contemplar con total impotencia lo que ocurrió en Itzela. Si bien estamos acostumbrados en este tipo de eventos a las caídas de cartel de última hora, lo del Global Tendencies fue de escándalo. Demasiados de los grandes nombres anunciados no aparecieron por ninguna parte (Krush, Howie B, Dee Jay Punk Roc, Boards Of Canada, Mu-ziq, Plaid, Cristian Vogel, Mint Royale, Kriss Needs...). Las consecuencias resultaron inevitables y un caos se apoderó de todo. El desfase horario fue absoluto y era imposible poder acertar cuando actuarían los artistas, si es que lo hacían. Las esperas se hicieron agónicas; máxime, si tenemos en cuenta que la información facilitada al público fue nula: el programa de actuaciones seguía siendo el oficial. Lo mismo pasó con la prensa; ni siquiera en la presentación del viernes ante los medios se hizo referencia a posibles bajas en el cartel. Pero hablemos de música, ya que, a pesar de todo, pudimos disfrutar de algunas de las actuaciones. Por la tarde pudimos disfrutar de mucha variedad. Dos distintos modos de ver el hip-hop: The Scratch Perverts y sus locuras con los platos, y Roots Manuva con su alegre fusión de rap y ragga. Dmx Crew ofreció su cara más seria y oscura, y Junkie XL realizó un set demasiado acomodaticio en el que combinó sus propios temas con piezas algo caducas. A la audiencia, enloquecida ante su show, pareció no importarle demasiado. Front 242, en un intento por renovar su sonido, no consiguieron rememorar tiempos mejores ofreciendo un show por debajo del que protagonizaron en su anterior y ya lejana visita. Pese a todo, el público vibró con sus clásicos. De entre las actuaciones nocturnas destacaron dos, las de Mixmaster Morris, dejando claro en dos brillantes sesiones, de excelente técnica e impecable selección de temas, el porqué de su leyenda, y la del muy vitoreado Aphrodite, protagonista de una sesión de funk drum’n’bass para bailar o morir. Entre el resto de artistas, destacarían 808 State con su martilleante acid house, Alex Paterson (The Orb) con su sesión de reggae-dub, Umek con su demencial hard techno, Pakou (de la factoría Tresor) por su flojo directo, y Felix Da Housecat y Stacey Pullen con sus respectivos sets de house y hard house. A su vez, los directos de On –en el freestyle- y D’Arcangelo –en el chill out- se revelarían como dos gratas sorpresas.

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