Tiene que ser muy gratificante tener veinticinco años y sentir en directo el amor de tus fans como resultado de haber logrado conectar con ellas a través de tus canciones. Tiene que elevarte en una nube de éxtasis compartido y máxime cuando todo ha sucedido como en un sueño, a lo largo de poco más de un lustro de carrera. Una trayectoria que empezó a principio de 2018 con la edición de un primer single titulado “I Wanna be you grilfriend”, que en realidad era toda una declaración de intenciones y que a la postre ha resultado ser una de tus canciones más escuchadas y la elegida para cerrar tus conciertos como el que cierra un círculo virtuoso.
A partir de ese primer tema, es evidente que ha habido una evolución. Un camino que partía primero de un tono melódico íntimo y delicado para derivar posteriormente en una efervescencia indie de tono lo-fi y acabar explotando sobre las tablas en un punk-pop saltarín que no renuncia tampoco a flirtear con el mainstream más descarado. Un proceso que Marie Ulven ha expresado de dentro a fuera, de lo pequeño a lo grande, de aforos reducidos a varios miles de efervescentes y entregadas gargantas que te gritan guapa y reina, ante tu desconcierto por la imposibilidad de entender el idioma.
El Sant Jordi Club de Barcelona presentaba un aspecto que rayaba los tres cuartos de entrada para acoger con inusitado cariño la propuesta de Girl In Red. Un público muy joven y mayoritariamente femenino, que en muchos casos lucía con orgullo la bandera del arcoíris, y que arropó con entusiasmo la interpretación de la cantante noruega, que venía acompañada de cinco músicos vestidos de riguroso negro.
Banda compacta, y algo sobre excitada, que por momentos parecían más entregados que los Hives. Sobre todo a la hora de facturar riffs cortantes que apuntalaban y elevaban el pizpireto pop de Girl In Red, que en directo transmutaba en algo mucho más roquero a la manera de por ejemplo el directo de Olivia Rodrigo, pero con mejores canciones. O al menos a mí me lo parece. Porque si hay algo remarcable de la propuesta Girl In Red, y que debería desatascarla más allá de su joven fandom, es la capacidad para escribir temas notables que juntos conforman un gran concierto. Canciones como las iniciales “DOING IT AGAIN BABY” o “Bad idea”, pero también “You Stupid Bitch”, “Serotonin” o “midnight love” tienen el componente de calidad necesario para llegar a un público más amplio y heterogéneo que vaya más allá de la militancia LGTBI+ y que abraza sin problemas otras propuesta como las de Billie Eilish o incluso Lorde.
Cancionero sólido como pocos que la cantante desplegó a lo largo de veintidós canciones y que también tuvo momentos más introspectivos con el piano como protagonista en cortes como “hornylovesickness”, “Two Queens in a King sized bed” o “October Passed Me By”. Y todo ello acompañado de una escenografía sencilla con un punto ‘teletubbie’ por eso de jugar con el rojo, azul, verde y amarillo, y con unos escalones en el escenario que la cantante no paró de subir, bajar y saltar, en un sin parar que la hizo sudar bajo su traje marrón de dos piezas y su desanudada corbata negra.
Llegados a este punto cabe preguntarse cuál será el derrotero que cogerá Marie Ulven en el futuro. Si elegirá la píldora roja del pop mainstream más saltarín simbolizado por esa excelente pieza junto a Sabrina Carpenter titulada “You Need Me Now?” o volverá a derroteros más indies como los de “dead girl in the pool”. Una dicotomía que en directo soluciona poniéndole a todo ese barniz infalible que otorgan las guitarras más afiladas. Lo que tampoco está nada mal.
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